~Venganza Catalana~
En el apéndice anterior hemos visto cómo Aragón, tras la boda de Federico con Constanza de Aragón y Castilla, accedió al control de Sicilia y comenzó a implicarse de forma directa en las disputas por la toma del control de algunos restos diseminados del Imperio Bizantino, con quien ahora se había aliado para expulsar a Carlos de Anjou del sur de Italia. Una de las bazas fundamentales utilizadas por los aragoneses en sus guerras fue la infantería ligera o almogávares, tropas de choque curtidas en la Reconquista Española, de donde se extraen las primeras noticias que tenemos sobre ellos. La tropa en un principio estaba formada por soldados reclutados principalmente entre los campesinos y pastores de los valles pirenaicos y comandados por oficiales aragoneses o catalanes, aunque, a medida que Aragón fue expandiéndose, fue incrementádose con hombres procedentes de los más diversos lugares, que luchaban como mercenarios.
No obstante haber conseguido la retirada de Carlos I de Anjou a Nápoles, las confrontaciones continuaron entre sicilianos y aragoneses en un bando y el Vaticano y los angevinos en el otro. No fue hasta 1302, es decir, 20 años después de la Vísperas Sicilianas, que firmaron la paz de Caltabellota, por la que el antiguo Reino de Sicilia quedó dividido en la parte insular y en la peninsular (el Mezzogiorno italiano alrededor de Nápoles). La parte insular, Sicilia propiamente dicha, se cedió a Federico II (Córcega y Cerdeña pasaron a su hermano Jaime II de Aragón) y comenzó a llamarse a partir de entonces Reino de Trinacria (1). Los almogávares habían ayudado en las confrontaciones, pero al acabar estas, quedaron sin cometido, por lo que comenzaron a causar desórdenes en la isla, ya que, al ser mercenarios, Federico empezó a hacerse el remolón a la hora de pagarles sus servicios que, como hemos dicho, habían terminado.
Por otra parte, el caudillo de las tropas aragonesas Roger de Flor, recelaba de poder ser entregado a los angevinos, que le perseguían por sus antecedentes, cuando había sido caballero templario (2) por lo que su seguridad en Sicilia estaba en precario. Y para terminar, Andrónico II Paleólogo, emperador de Bizancio, había sido derrotado por los otomanos de Osmán I en Bafea y ahora veía cómo estos amenazaban con caer sobre Constantinopla. Ante esta combinación de cirunstancias, Roger de Flor decidió -con el beneplácito de Federico II- acudir en ayuda de Bizancio y ponerse a las órdenes de Andrónico. Entonces se fundó la llamada en castellano Gran Compañía Catalana (Companyia Catalana d'Orient- Magna Societas Catalanorum) formada por unos 5.500 soldados entre caballería y almogávares, alrededor de 1.000 marinos y 39 barcos, de la que Roger sería el primer comandante en jefe. Los almogávares que tienen familias, son acompañados por ellas. La tropa llega a Constantinopla en 1303 y desfila con todos los honores ante Andrónico y una legación de la República de Génova.
Los primeros habitantes de Sicilia que menciona la historia son los sicanos y los sículos, tribus que encontraron los griegos al ocupar la región, que quedaría incluída en la Magna Grecia (según la división étnica citada por Tucídices). Según Plinio El Viejo, los sicilianos tomaron el triskelion como símbolo de la isla por tener ésta forma triangular; las piernas señalarían a los tres puntos cardinales ocupados por los tres cabos de la isla, vértices del triángulo geográfico formado por esta: Pelorus (Capu Piloru - cabo de la Punta del Faro), Pachynus (Capu Pàssaru) y Lilybaeum (Marsala)
La trinacria siciliana sería un forma más sofisticada de triskelion y se convertiría en el emblema de la isla. Tras pasar Sicilia a la casa de Savoya por el Tratado de Utrech (1713), fue sustituído por el blasón de esta casa, hasta que Joachim Murat, nombrado rey de Dos Sicilias por Napoleón, volvió a restituirlo en 1808, permaneciendo hasta nuestros días en la bandera siciliana.
No obstante haber conseguido la retirada de Carlos I de Anjou a Nápoles, las confrontaciones continuaron entre sicilianos y aragoneses en un bando y el Vaticano y los angevinos en el otro. No fue hasta 1302, es decir, 20 años después de la Vísperas Sicilianas, que firmaron la paz de Caltabellota, por la que el antiguo Reino de Sicilia quedó dividido en la parte insular y en la peninsular (el Mezzogiorno italiano alrededor de Nápoles). La parte insular, Sicilia propiamente dicha, se cedió a Federico II (Córcega y Cerdeña pasaron a su hermano Jaime II de Aragón) y comenzó a llamarse a partir de entonces Reino de Trinacria (1). Los almogávares habían ayudado en las confrontaciones, pero al acabar estas, quedaron sin cometido, por lo que comenzaron a causar desórdenes en la isla, ya que, al ser mercenarios, Federico empezó a hacerse el remolón a la hora de pagarles sus servicios que, como hemos dicho, habían terminado.
Por otra parte, el caudillo de las tropas aragonesas Roger de Flor, recelaba de poder ser entregado a los angevinos, que le perseguían por sus antecedentes, cuando había sido caballero templario (2) por lo que su seguridad en Sicilia estaba en precario. Y para terminar, Andrónico II Paleólogo, emperador de Bizancio, había sido derrotado por los otomanos de Osmán I en Bafea y ahora veía cómo estos amenazaban con caer sobre Constantinopla. Ante esta combinación de cirunstancias, Roger de Flor decidió -con el beneplácito de Federico II- acudir en ayuda de Bizancio y ponerse a las órdenes de Andrónico. Entonces se fundó la llamada en castellano Gran Compañía Catalana (Companyia Catalana d'Orient- Magna Societas Catalanorum) formada por unos 5.500 soldados entre caballería y almogávares, alrededor de 1.000 marinos y 39 barcos, de la que Roger sería el primer comandante en jefe. Los almogávares que tienen familias, son acompañados por ellas. La tropa llega a Constantinopla en 1303 y desfila con todos los honores ante Andrónico y una legación de la República de Génova.
Entrada de Roger de Flor en Constantinopla
1888-José Moreno Carbonero.
Salón de los Pasos Perdidos.
Palacio del Senado - Madrid, España.
Tras estas peripecias y considerando que no quedaba mucho por saquear y arrasar y que el asesinato de Roger de Flor había tenido cumplida venganza, la Compañía decide abandonar sus asentamientos en territorios bizantinos en 1307, después de dejar Tracia y los alrededores de la capital hehos un verdadero asco. Su destino sería el Reino de Tesalónika, superviviente del Imperio Latino. Allí, la Compañía viviría una nueva y distinta etapa de sus andanzas, pues por primera vez se asienta en un territorio con la intención de controlarlo y gobernar sobre él.
Continuará
1888-José Moreno Carbonero.
Salón de los Pasos Perdidos.
Palacio del Senado - Madrid, España.
Antes de comenzar sus campañas contra los turcos, se produce un hecho conocido como Massacre dels genovesos -masacre de los genoveses- donde las tropas catalanas dan muerte a 3.000 genoveses residentes en Constantinopla (3).
Una vez instalados, los almogávares comienzan su contraataque a los turcos: en 1304 pasan a Anatolia y conquistan Filadelfia, Éfeso y Magnesia; desde allí se dirigen a Gallipoli, donde pasan el invierno. En su avance dan muerte a más de 13.000 turcos (no se tomaban prisioneros entre los mayores de 10 años). Después los derrota en Cilicia y Tauro, demostrando la fama de su ferocidad pues, según la crónica de Ramón Muntaner(4), se enfrentaban a fuerzas muy superiores en número -40.000 turcos- a las que masacran y desbandan, obligando a retirarse a los otomanos hasta lugares tan lejanos como Armenia e Irán.
También en 1304 se enfrentan a un intento de invasión desde el Mar Negro por parte de los alanos, a los que derrotan y rechazan.
También en 1304 se enfrentan a un intento de invasión desde el Mar Negro por parte de los alanos, a los que derrotan y rechazan.
El emperador agasaja a Roger de múltiples formas e incluso le cede la mano de su sobrina, María de Bulgaria (nieta del tsar Iván Asen III de Bulgaria) y le nombra Μέγας Δουξ -mega duque. Parece que bajo la aparirencia amable de tanto homenaje, se escondía el deseo de Andrónico de apartar a Roger de sus hombres, quienes le obedecían ciegamente y constituían una verdadera amenaza en caso que su comandante pretendiese ocupar el trono bizantino. Y aunque Roger era leal al emperador, se sentía profundamente unido a su tropa:
..."Se sentía muy afectado por los intereses de sus soldados y cualquiera que pretendiese apartarlo de ellos, provocaba su indignación..."
Paquimeres De Michaele et Andronico Palaeologis libri tredecim, vol. II, llibre VI, cap. 16
De hecho, tras las campañas de Anatolia, pretendió erigirse en soberano de la parte de Asia Menor que se le había arrebatado a los turcos. Incluso se le ofreció el título de César, al que rehusó diciendo que antes prefería que se le pagaran los atrasos a sus almogávares, aunque luego lo aceptó.
Pero todo cambiaría con el ascenso al trono en 1305 de Miguel IX Paleólogo, hijo de Andrónico y co-emperador, quien odiaba a los almogávares y a su jefe por la lealtad que mostraban hacia su padre. Roger y sus mesnadas viajan hasta Adrianópolis (Edirne) para rendirle honores como nuevo emperador, pese a que su esposa, prima del emperador, le había aconsejado que no acudiese, pues había oído que se tramaba un complot contra los catalanes.
No obstante parten y, al llegar, son recibidos con grandes honores por Miguel y aclamados por el pueblo. El emperador hace venir a un tal Gicom, jefe de los alanos y otros mercenarios, reuniendo a unos 9.000 hombres con una potente caballería. Al día siguiente de la llegada de los catalanes, Andrónico ofrece un gran banquete, al que son invitados Roger de Flor y sus más notables capitanes, en el transcurso del cual Gicom y sus secuaces asesinan traidoramente a todos, incluído Roger, mientras que el resto de la tropa es atacada por los mercenarios, aunque el grueso logra ponerse a salvo y reorganizarse bajo el mando de Berenguer d'Entença, noble catalán que pasa a ser el nuevo comandante en jefe de la Compañía Catalana.
Pero todo cambiaría con el ascenso al trono en 1305 de Miguel IX Paleólogo, hijo de Andrónico y co-emperador, quien odiaba a los almogávares y a su jefe por la lealtad que mostraban hacia su padre. Roger y sus mesnadas viajan hasta Adrianópolis (Edirne) para rendirle honores como nuevo emperador, pese a que su esposa, prima del emperador, le había aconsejado que no acudiese, pues había oído que se tramaba un complot contra los catalanes.
No obstante parten y, al llegar, son recibidos con grandes honores por Miguel y aclamados por el pueblo. El emperador hace venir a un tal Gicom, jefe de los alanos y otros mercenarios, reuniendo a unos 9.000 hombres con una potente caballería. Al día siguiente de la llegada de los catalanes, Andrónico ofrece un gran banquete, al que son invitados Roger de Flor y sus más notables capitanes, en el transcurso del cual Gicom y sus secuaces asesinan traidoramente a todos, incluído Roger, mientras que el resto de la tropa es atacada por los mercenarios, aunque el grueso logra ponerse a salvo y reorganizarse bajo el mando de Berenguer d'Entença, noble catalán que pasa a ser el nuevo comandante en jefe de la Compañía Catalana.
Berenger había sido nombrado megaduque por Roger de Flor cuando él tomó el título de Cesar y había llegado, enviado por Federico II, con 9 galeras, 300 caballeros y unos 1.000 almogávares, como parte de la ayuda contratada a Aragón para ayudar a Bizancio. Tras el asesinato de Roger de Flor, reunifica a las tropas de la Compañía y declara la guerra al Imperio Bizantino: los catalanes arrasan todo lo que encuentran a su paso por los territorios del Imperio, causando el terror entre los greco/bizantinos.
En una primera razzia asolan Tracia, saqueando, robando y matando a hombres, ancianos, mujeres y niños. Andrónico envía tropas con intención de detenerlos, pero son literalmente aplastadas por los catalanes. Es el primer paso de la conocida como Venganza Catalana.
De camino a Gallípoli (5), donde había hecho su base la Compañía, son atacados por galeras genovesas y Berenger es hecho prisionero junto con el grueso de la tropa. La guarnición de Gallípoli, unos 2.000 hombres, queda entonces en precario, sin posibilidad de recibir ayuda y rodeada por los bizantinos, en clarísima superioridad numérica con respecto a los catalanes. Cuando las tropas imperiales son avistadas, en vez de intentar resisitir tras los muros, los almogávares salen a combatir a campo abierto, poniendo en desbandada a los bizantinos y persiguiéndolos en su carrera unas 25 millas. Según la crónica de Muntaner, el saldo fue estremecedor: 600 caballeros y 20.000 infantes caen bajo el ferro catalán. Enardecidos tras esta sonada victoria, nuestros cabreados protagonistas tienen noticia de que el propio emperador, al mando de un ejército, se encuentra en las proximidades. Ni cortos ni perezosos y deseando presentar sus credenciales al emperador traidor e implicado directamente en el asesinato de Roger de Flor, salen a su encuentro y lo destrozan en la Batalla de Apros. De nuevo siguiendo a Muntaner, matan a unos 10.000 soldados imperiales y el mismo Andrónico salvaría la vida de milagro, resultando herido y pudiendo escapar en el último momento.
La población civil huye aterrorizada y abandona campos y aldeas, buscando refugio en Constantinopla. Comienza entonces una segunda etapa de correrías por toda la costa asiática del Mármara, arrasando ciudades -algunas, como Rodesion, hasta los cimientos; incluso los animales domésticos fueron descuartizados- y provocando el caos y el terror entre los greco/bizantinos.
Ferrán de Arenós, uno de los capitanes, junto con unos 400 hombres, se acerca hasta las murallas de la ciudad, increpando e insultando a los guardianes de las torres en un alarde de bravuconería. No encuentran respuesta, pero de vuelta a sus cuarteles se topan con un ejército imperial de unos 3.000 hombres que les cierra el paso. Sin amedrentarse, los catalanes arremeten contra ellos y los despedazan.
El miedo seguía aumentando entre los bizantinos, quienes ven cómo las fuerzas de la Compañía son prácticamente invencibles. Numerosas ciudades se vieron reducidas a escombros y en 1307, año en que los catalanes abandonaron Gallípoli, la Tracia era un gran cementerio lleno de ruinas.
El traidor alano Gicom no escaparía a la venganza catalana. Sabiendo que los alanos mercenarios del imperio volvían a sus territorios, los almogávares los alcanzan antes de que abandonen tierras bizantinas. Gicom y sus hombres, al avistarlos, huyen despavoridos, siendo perseguidos ferozmente por los catalanes quienes, para variar, escabechinan a la mayoría: de 9.000 alanos, sólo sobrevivieron unos 300.
Mientras estos acontecimientos tenían lugar, la guarnición de Gallípoli había quedado reducida a unos 200 hombres -al mando precisamente del capitán /cronista Ramón Muntaner- por lo que Andrónico, enterado, ataca y sitia la ciudad, principalmente ayudado por tropas genovesas. Pero el calor hace mella entre los sitiadores y Muntaner decide hacer una salida: el resultado (¡qué raro!), la desbandada de los sitiadores y la muerte de 700 de ellos, incluído el capitán genovés al mando.
En una primera razzia asolan Tracia, saqueando, robando y matando a hombres, ancianos, mujeres y niños. Andrónico envía tropas con intención de detenerlos, pero son literalmente aplastadas por los catalanes. Es el primer paso de la conocida como Venganza Catalana.
De camino a Gallípoli (5), donde había hecho su base la Compañía, son atacados por galeras genovesas y Berenger es hecho prisionero junto con el grueso de la tropa. La guarnición de Gallípoli, unos 2.000 hombres, queda entonces en precario, sin posibilidad de recibir ayuda y rodeada por los bizantinos, en clarísima superioridad numérica con respecto a los catalanes. Cuando las tropas imperiales son avistadas, en vez de intentar resisitir tras los muros, los almogávares salen a combatir a campo abierto, poniendo en desbandada a los bizantinos y persiguiéndolos en su carrera unas 25 millas. Según la crónica de Muntaner, el saldo fue estremecedor: 600 caballeros y 20.000 infantes caen bajo el ferro catalán. Enardecidos tras esta sonada victoria, nuestros cabreados protagonistas tienen noticia de que el propio emperador, al mando de un ejército, se encuentra en las proximidades. Ni cortos ni perezosos y deseando presentar sus credenciales al emperador traidor e implicado directamente en el asesinato de Roger de Flor, salen a su encuentro y lo destrozan en la Batalla de Apros. De nuevo siguiendo a Muntaner, matan a unos 10.000 soldados imperiales y el mismo Andrónico salvaría la vida de milagro, resultando herido y pudiendo escapar en el último momento.
La población civil huye aterrorizada y abandona campos y aldeas, buscando refugio en Constantinopla. Comienza entonces una segunda etapa de correrías por toda la costa asiática del Mármara, arrasando ciudades -algunas, como Rodesion, hasta los cimientos; incluso los animales domésticos fueron descuartizados- y provocando el caos y el terror entre los greco/bizantinos.
Escena de los almogávares II
1856- Mariano Fortuny Marsal
Colección particular
1856- Mariano Fortuny Marsal
Colección particular
Ferrán de Arenós, uno de los capitanes, junto con unos 400 hombres, se acerca hasta las murallas de la ciudad, increpando e insultando a los guardianes de las torres en un alarde de bravuconería. No encuentran respuesta, pero de vuelta a sus cuarteles se topan con un ejército imperial de unos 3.000 hombres que les cierra el paso. Sin amedrentarse, los catalanes arremeten contra ellos y los despedazan.
El miedo seguía aumentando entre los bizantinos, quienes ven cómo las fuerzas de la Compañía son prácticamente invencibles. Numerosas ciudades se vieron reducidas a escombros y en 1307, año en que los catalanes abandonaron Gallípoli, la Tracia era un gran cementerio lleno de ruinas.
El traidor alano Gicom no escaparía a la venganza catalana. Sabiendo que los alanos mercenarios del imperio volvían a sus territorios, los almogávares los alcanzan antes de que abandonen tierras bizantinas. Gicom y sus hombres, al avistarlos, huyen despavoridos, siendo perseguidos ferozmente por los catalanes quienes, para variar, escabechinan a la mayoría: de 9.000 alanos, sólo sobrevivieron unos 300.
Mientras estos acontecimientos tenían lugar, la guarnición de Gallípoli había quedado reducida a unos 200 hombres -al mando precisamente del capitán /cronista Ramón Muntaner- por lo que Andrónico, enterado, ataca y sitia la ciudad, principalmente ayudado por tropas genovesas. Pero el calor hace mella entre los sitiadores y Muntaner decide hacer una salida: el resultado (¡qué raro!), la desbandada de los sitiadores y la muerte de 700 de ellos, incluído el capitán genovés al mando.
Continuará
NOTAS
(1) El nombre proviene de la palabra griga τρισκέλιον -triskelion- "de tres piernas". El triskelion era un antiguo símbolo heráldico cuyo origen no se sabe a ciencia cierta. Aparece en la cultura minoica representado en algunas piezas de alfarería y también en antiguas monedas, como un as romano encontrado en Iliberis (cerca de Granada) y datado alrededor del s.II a.C., y en otras de Lycia y Panphylia (Λυκία y Παμφυλία, al sur de Anatolia), de los siglos III y IV a.C. Algunos investigadores defienden su origen céltico y llegaría a Asia Menor con la invasión gala del 278 a.C. De esta invasión surgió Galacia y una porción de Constantinopla, la parte asiática de Gálata, junto a Pera. El triskelion también aparece en monedas de Siracusa de alrededor del 300 a.C.
La trinacria siciliana sería un forma más sofisticada de triskelion y se convertiría en el emblema de la isla. Tras pasar Sicilia a la casa de Savoya por el Tratado de Utrech (1713), fue sustituído por el blasón de esta casa, hasta que Joachim Murat, nombrado rey de Dos Sicilias por Napoleón, volvió a restituirlo en 1808, permaneciendo hasta nuestros días en la bandera siciliana.
Bandera de Sicilia
Trinacria Siciliana
Detalle de una lápida del cementerio de Natchez City, Missisipi-E.E.U.U.
Trinacria Siciliana
Detalle de una lápida del cementerio de Natchez City, Missisipi-E.E.U.U.
(2) Roger de Flor, antes de entrar al servicio de la Corona de Aragón, había ingresado en el Temple y había estado al mando de una galera, con la que participó en el rescate de los supervivientes de Acre, tras el sitio y toma por los mamelucos en 1291. Al llegar a Chipre con los refugiados, fue acusado de haber robado algunos tesoros templarios aprovechando la confusión de la retirada, por lo que fue depuesto y expulsado de la orden. A pesar de no haberse demostrado el presunto robo, los franceses y el papado -que lo había acusado de apostasía- seguían sospechando que Roger había sido el ladrón, por lo que este, a pesar de estar en el bando contrario, temía servir como moneda de cambio, ahora que Federico II trataba de dar muestras de buena voluntad ante la Santa Sede, tras haberse firmado la paz.
(3) Los motivos de esta matanza de genoveses a manos de los almogávares no están claros, pues los cronistas difieren. En lo que sí coinciden es en la cantidad de víctimas, unos 3.000. Génova veía el ascenso de la Compañía como una amenaza para sus intereses comerciales y una intromisión de Aragón en la política del Mediterráneo más allá de Sicilia; de hecho, hacía tiempo que muchos mercaderes genoveses se habían asentado en Pera y controlaban una parte importante de las mercancías que circulaban por la entrada del Bósforo.
Según Muntaner, la chispa la encendieron los genoveses, quienes provocarían a los catalanes izando una bandera de Génova frente al Palacio de Blanquerna, lugar donde se celebraba la fiesta por los esponsales de Roger de Flor y María de Bulgaria.
Para Paquimeres, el motivo fue una deuda de 20.000 ducados que Roger había contraído con los genoveses durante la guerra de Sicilia, posiblemente por la adquisición de naves, y que el jefe de la Compañía no había saldado, por lo que decidieron concentrarse delante del palacio de Blanquerna para protestarle por la falta de pago.
Por su parte, Francesc de Motcada, un cronista bastante posterior, nos asegura que todo empezó cuando un almogávar paseaba solo por las calles de la ciudad y unos genoveses se burlaron de su atuendo y apariencia desaliñada o sucia, a lo que el catalán contestaría con suma violencia, iniciándose así la lucha generalizada que acabaría en matanza. Sólo tras la súplicas de Andrónico a Roger de Flor, éste consiguió calmar el ímpetu de los almogávares y hacerlos volver a sus cuarteles.
Según Muntaner, la chispa la encendieron los genoveses, quienes provocarían a los catalanes izando una bandera de Génova frente al Palacio de Blanquerna, lugar donde se celebraba la fiesta por los esponsales de Roger de Flor y María de Bulgaria.
Para Paquimeres, el motivo fue una deuda de 20.000 ducados que Roger había contraído con los genoveses durante la guerra de Sicilia, posiblemente por la adquisición de naves, y que el jefe de la Compañía no había saldado, por lo que decidieron concentrarse delante del palacio de Blanquerna para protestarle por la falta de pago.
Por su parte, Francesc de Motcada, un cronista bastante posterior, nos asegura que todo empezó cuando un almogávar paseaba solo por las calles de la ciudad y unos genoveses se burlaron de su atuendo y apariencia desaliñada o sucia, a lo que el catalán contestaría con suma violencia, iniciándose así la lucha generalizada que acabaría en matanza. Sólo tras la súplicas de Andrónico a Roger de Flor, éste consiguió calmar el ímpetu de los almogávares y hacerlos volver a sus cuarteles.
(4) Ramón Muntaner era uno de los capitanes destacados de la Compañía y, al mismo tiempo, escritor/historiador. Su Chrónica comprende desde el nacimiento de Jaime I, en 1207, hasta la coronación de Alfonso V de Aragón en 1327.
Biblioteca Nacional de España, Madrid.
(5) Gallípoli (actual Gelibolu, Turquía)se convertiría en capital del feudo que Andrónico cedió a Roger de Flor tras sus victoriosas campañas contra los turcos, al tiempo que le revestía con la dignidad de César. Allí establecieron los catalanes su cuartel general y principal base de partida de sus distintas campañas, hasta que la abandonaron en 1307 tras la Venganza Catalana, como se ha dicho en la entrada, no sin antes incendiarla por completo. Posterioriormente sufriría un violento terremoto en 1354, circunstancia que hizo que la población greco/bizantina la abandonara casi totalmente, lo que fue aprovechado por los turcos para repoblarla rápidamente, quedando bajo su control en 1357.