miércoles, 21 de enero de 2009

Las Vísperas Sicilianas - ( Apendice I del Anexo 3º)




Al hablar de los estados cristianos que formaron el Imperio Latino, se han mecionado el Principado de Acaia (o Acaya) y el Ducado de Atenas (anexo 3º) y cómo, en un momento de la historia, el Reino de Aragón entró a jugar un papel de peso en el futuro desarrollo de los acontecimientos en la zona.
No es la intención de esta entrada explicar la historia de Sicilia, pero sí creemos conveniente situar cronológicamente los hechos que a continuación se narrarán. Ello implica ineludiblemente hacer alusión a los diferentes antecedentes que llevaron a Aragón a intervenir -indirectamente primero y luego de forma totalmente directa- y gobernar en el sur de Italia.
El emperador bizantino Justiniano I había convertido a Sicilia en una provincia del Imperio Romano de Oriente en el 565, derrotando a los Ostrogodos. Bizancio ocupó también parte del sur de la Península Itálica, aunque cedería parte de estos territorios al Ducado Lombardo de Benevento.


Ante la presión que ejercían los árabes sobre Constatinopla - habían conquistado Nicosia (Chipre) alrededor del año 650 - Constante II decidió trasladar la capital del Imperio a Roma, algo que no consiguió ante la oposición de los longobardos, así que retrocedió hacia el sur y, alrededor del 660, preparó todo para establecer la capital en Siracusa. Probablemente esta decisión le costó la vida, pues la medida encontró bastantes detractores entre los ya de por sí numerosos enemigos del emperador; Constante fue asesinado en 668.

Por su parte los árabes seguían atacando a Bizancio, conquistando Cartago (Túnez) en el 695. Desde este enclave norteafricano, Sicilia y, por ende, Italia, quedaban a tiro de piedra de los musulmanes, quienes en sucesivos intentos desde el 827, lograron -tras más de un siglo de luchas- conquistar la isla totalmente en 965. Los árabes toleraron el Cristianismo entre los habitantes, eso sí, a cambio de un impuesto extra.
Los normandos habían iniciado una serie de luchas contra algunos de sus vecinos en Europa, como resultado de las cuales Calabria, entre otras regiones, cayó bajo su poder. En concreto, esta parte de Italia pasó a manos de Roberto de Hauteville (o Roberto Guiscardo) hacia 1046. El Papa León IX intentó expulsarlo en 1053, pero las tropas del Vaticano fueron derrotadas.
Otro Papa, Nicolás II, al ser elegido en 1059, se enfrenta al Sacro Imperio Romano-Germánico, iniciando una reforma enfocada a deshacerse de la intervención de la nobleza en las cuestiones de la Iglesia, condenado la simonía (compra de cargos eclesiásticos) y promulgando las que a partir de entonces deberían ser las reglas bajo las cuales se eligieren los futuros papas. Estas reglas excluían a los gobernates laicos de la toma de decisiones al respecto y el emperador perdía, por así decirlo, su derecho a veto.


Palacio de La Zisa, Palermo.
Fue reedificado por los normandos en 1167, sobre la primitiva estructura levantada por los sarracenos.

Buscando fortalecer su postura ante una inminente reacción violenta por parte del Sacro Imperio, Nicolás II pacta con Roberto Guiscardo. Por el Tratado de Melfi, los normandos se comprometen a prestar ayuda militar al Vaticano a cambio de algunos territorios; para mayor mosqueo del Sacro Imperio, dichos teritorios le pertenecían y habían sido puestos bajo la tutela del Vaticano, quien ahora los usaba como moneda de cambio para comprar mercenarios con los que combatirle. No sabemos si requerido por Roberto Guiscardo o por su propia iniciativa, llega a Calabria Roger (o Rogelio), su hermano menor. Alrededor del 1061 Roger ataca Sicilia(1) y durante una década se dedica a luchar contra los musulmanes. Palermo cae en 1072 y los sarracenos son definitivamente expulsados de la isla, estableciéndose el normando -y desde entonces llamado- Reino de Sicilia, del que Roger I sería el primer monarca; sus descendientes reinaron hasta 1194, año en el que Constanza de Hauteville(2) cede el trono a su esposo Enrique VI, el emperador del Sacro Imperio con el que se había casado en 1186.

Mosaico de la Chiesa Santa Maria dell'Ammiraglio
más conocida como La Martorana -Palermo:
Rogelio II recibe la corona de manos del mismísimo Jesucristo.

A la muerte de Constanza en 1198, Sicilia pasa a ser un dominio más de los Hoenstaufen(3). Federico II, el stupor mundi(4), sube al trono del Sacro Imperio en 1220. Deroga la ley normanda y anula las concesiones que se habían hecho a la nobleza siciliana de esa estirpe. En 1210 había contraído matrimonio con Constanza de Aragón y Castilla(5), enlace promovido y casi forzado por su padre, Pedro II de Aragón, y por el Papa Inocencio III, a la sazón tutor de Federico. Alcanzando un gran poder como sacro emperador, poco pudo hacer el Vaticano contra Federico II, excepto excomulgarlo temporalmente. La cuestión era que los territorios de Italia volvían a estar en manos del Sacro Imperio. Federico murió en 1250 y tuvo varios hijos de diferentes mujeres, algunos legítimos y otros no, caso de Manfredo I, quien al acceder al trono, es excomulgado precisamente con la excusa de ser bastardo.
Tras varias luchas, el papado se hace con el control de los territorios hasta 1265, año en que se los cede a Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia y aliado del Vaticano. Carlos derrota y da muerte a Manfredo I en Benevento, instalándose así la dinastía angevina en Sicilia. También mandó cegar a sus hijos y decapitó a Conradino, el último posible heredero varón. El de Anjou ve ahora más cerca la posibilidad de recuperar el Imperio Bizantino, en ese momenro bajo el gobierno de Miguel VIII Paleólogo, para los franco-latinos.
Por su parte, desde Bizancio no se veía con buenos ojos esta toma de Sicilia por los franceses, dados los antecedentes de 1204, aparte de sentir esos territorios como suyos, pues históricamente habían pertenecido, en la época Alejandrina a la Magna Grecia y, más recientemente, al propio Imperio Bizantino. De hecho el griego era usado aún por muchos nativos, quienes lo habían hablado normalmente durante largo tiempo
(6).
El gobierno de los franceses en Sicilia no fue bueno y se cometieron toda clase de abusos y tropelías con los nativos.
Pedro III El Grande de Aragón, hijo de Jaime I El Conquistador, se casa con Constanza de Hoenstaufen -¡dale con las costanzas! se ve que les gustaba ese nombrecito de niña a los nobles de la época- hija de Manfredo de Sicilia y heredera reclamante al trono siciliano. El Reino de Aragón se convierte en lugar de acogida donde se refugian los familiares y partidarios de los Hoestaufen. Pedro tenía ahora una buena excusa para reclamar la corona siciliana.

Miniatura del Códice de los Usatges
representando a Pedro III

En 1279 Pedro envía una flota aragonesa que recorre la costa norteafricana con la intención de allanar el camino a una próxima expedición a Túnez, la cual se llevaría a cabo en 1281. El monarca Aragonés pide al Papa Martín IV que declare la campaña como cruzada mediante bula, pero el pontífice, partidario de la casa de Anjou, se niega a ello. Se ignora -aunque se sospecha con fundamento- si debido a esto, Pedro decide fomentar la insurrección contra los angevinos entre los sicilianos, apoyado también por Miguel VIII, con quien había mantenido relaciones diplomáticas. La cuestión es que el día 30 de Marzo de 1282, Lunes de Pascua, a la hora del oficio de vísperas(esto es, al atardecer) en la chiesa dello Spirito Santo, iglesia construída por los normandos en las afueras de Palermo, estalló la revuelta. Existen diferentes versiones del por qué saltó la chispa, aunque coinciden en algo, como ahora veremos. Según Leonardo Bruni (1416), los palermitanos celebraban una f¡esta, que solía rodear la misa de la Pascua de Resurrección, cuando un grupo de militares franceses irrumpió en el lugar con el pretexto de registrar a los civiles, en prevención de que estos puediesen portar armas que hiciesen peligrar el que debia ser buen desarrollo del festival. Sin embargo, parece ser que esto no fue más que una excusa para manosear a la mujeres -Bruni dice sobarles las tetas- lo que provocó que se encendiera la chispa de la rebelión. Rodeados por la multitud, los franceses fueron abatidos con piedras y palos primero y con armas después, hasta ser muertos. La voz del ataque y muerte a los franceses correría por toda la isla, incitando al resto de sus habitantes a levantarse contra los angevinos.



Santo Spirito di Palermo, Chiessa di Vespro.

Según una versión más moderna(7) también empezó todo en los alrededores de Santo Spirito y también en medio de las celebraciones propias de esas fechas. En esta versión se concreta más:
Un grupo de soldados franceses borrachos, al mando de un tal sargento Drouet -conocido en italiano como Droetto- irrumpió en la fiesta y dicho sargento comenzó a meterle mano a una moza casadera del lugar, so pretexto de registrarla como sospechosa portadora de armas. El acompañante -al parecer prometido o quizás marido- de la joven, ni corto ni perezoso (y muy a la siciliana, todo hay que decirlo) sacó un cuchillo y le rajó las tripas al proto-gabacho (como tiene que ser, con dos pares ¡Hasta ahí podíamos llegar!). La tropa del sargento intenta arroparle, pero la multitud indignada se lanza sobre ellos y los masacra. Casualmente, al mismo tiempo que se corría la voz, las campanas de todas las iglesias tocaban a vísperas, hecho que fue interpretado por algunos como una llamada al levantamiento. Posteriores investigaciones apuntan, como se dijo más arriba, a una intervención aragonesa en combinación con los bizantinos y apoyados por caballeros locales, y que precisamente el tañer de las campanas sería la señal para sincronizar la asonada entre los diferentes focos del levantamiento.
Bueno, en lo que sí coinciden todas las versiones es que eso de que unos franchutes sobetearan las tetas y metieran mano a las mozas del lugar, no gustó mucho entre los naturales de la zona.


I Vespri Siciliani , scena III- Francesco Hayez, 1846.
Gallería Nazionale d'Arte Moderna, Roma.


Fuera como fuese, entre esa misma tarde y la madrugada del día siguiente, la ciudad se convirtió en un baño de sangre y al día siguiente en toda la isla, salvo alguna excepción, se inició la caccia ai francesi(8). Se calcula que, sólo en la ciudad de Palermo, más de 2.000 franceses -hombres, ancianos, mujeres y niños- fueron masacrados en esta carnicería conocida como Vísperas Sicilianas.
Carlos de Anjou trató de apaciguar los ánimos prometiendo reformas, pero ya era demasiado tarde, así que en Mayo, con un ejército de 25.000 hombres desembarcó al norte de Reggio y comenzó el asedio de Messina, al tiempo que impedía el paso por el estrecho de cualquier tipo de ayuda que pudiese ser enviada a los sicilianos. La ciudad resistió hasta septiembre: el 30 de agosto, una flota aragonesa al mando de Roger de Lauria desembarcó en Trapani, al noroeste de la isla. La insurrección devino entonces casi en una guerra entre Aragón y los sicilianos en un bando, y los franceses, el papado y las diferentes facciones
güelfas en el otro. La decisiva Batalla de Nicoreta entre las flotas francesa y aragonesa, con victoria de la última, obliga a Carlos a retirarse a Nápoles. La Corona de Aragón se posaba sobre tierras italianas.


Escudo del Reino Aragonés de Sicilia


NOTAS

(1) Las razones de la llegada de Roger a Italia no están claras, así como tampoco su intervención en Sicilia.
Por una parte se dice que los normandos acudieron pagados por Bizancio para liberar los territorios en Italia ocupados por los musulmanes y que, al haber terminado la conquista de Sicilia y ante la debilidad de los orientales, optaron por instalarse como gobernates. Por otra, que acuden inducidos por la predicación del Papa Alejandro II contra los infieles, algo que se considera como uno de los antecedentes de las futuras cruzadas. También es posible que fuese una combinación de elementos los que empujaron a los normandos a esta empresa: el afán de aventura y de riquezas, el Papa y el dinero de Bizancio; es decir, un poco de todo.

(2) La casa de Hoenstaufen representaba a la facción de los gibelinos, italianización de Waiblingen, nombre del castillo de Suabia donde la familia tenía su origen. Los güelfos -italianización de la palabra alemana Welf, fortaleza de Baviera de donde habría tomado el nombre la casa ducal homónima- se enfrentaron con ellos por la sucesión al trono del Sacro Imperio, extendiéndose la lucha por la Península Itálica.(Enciclopedia Católica)


Escudo de los Hoenstaufen de Sicilia


Escudo de los Welf


(3) Constanza de Hauteville era hija de Roger II, a su vez hijo y sucesor de Roger I. Su hermano, Guillermo I, había casado con Margarita de Navarra, de la cual tuvo a Guillermo II. Al morir éste -su sobrino- sin hijos, Constanza heredó el trono siciliano, al ser la única descendiente directa que quedaba de Roger de Hauteville.

(4) Este personaje, igual que sucede con muchos de los nombrados en esta pequeña serie de anexos y apéndices históricos, merece dedicarle una biografía aparte, lo cual no es nuestro objetivo. Puede visitarse Stupor Mundi, Federico II (traducido del italiano), bastante completa y bien documentada. Incluye imágenes de monumentos e itinerarios por diferentes lugares que estuvieron bajo su gobierno.

(5) Como puede apreciarse, este nombre de Constanza era una plaga entre las damas de las casas aristocráticas europeas del momento. Esta a quien nos referimos ahora, la de Aragón y Castilla (1170-1222), era todo un personaje, a pesar de no ser muy conocida hoy en día en nuestro país. Era princesa de Aragón, reina consorte de Hungría y de Sicilia y emperatriz del Sacro Imperio Romano-Germánico.Era la hija mayor de Alfonso II El Casto de Aragón, hermana de Pedro II El Católico y nieta de Alfonso VII El Emperador de León y Castilla. Casó con Emerico de Hungría, de quien enviudó. Emparentada con las casas de Borgoña, Aragón, Hungría etc. se eligió como esposa para Federico II, aún siendo bastante mayor que él, con vistas a conseguir para el futuro emperador romano-germánico una esposa que asegurara varios lazos consanguíneos y así facilitar lealtades y alianzas.
No debe confundirse con Constanza de Aragón (solamente y no de Castilla) que aparecerá en el siguiente anexo.

(6)
¿Debo presentar mis quejas ante Dios por haberme elegido como el instrumento de la libertad de los sicilianos, cuando yo sólo debía mantener la verdad?
M. Palaeologus, De Vita sua Opusculum, 9, IX, p. 537-8

(7) Sir James Stevenson Runciman (1902-2000): A History of the Crusades, Vol. 1 - Cambrigde University, 1951

(8) Es conocido el caso de la villa de Sperlinga, al noreste de la isla, donde los angevinos se hicieron fuertes resistiendo el asedio casi durante un año. En la entrada del castillo se puede leer:
"Quod Siculis placuit, sola Sperlinga negavit" (lo que complacía a los sicilianos, sólo Sperlinga lo negó)

Castillo de Sperlinga

lunes, 19 de enero de 2009

Los Mongoles y el Gran Tamerlán/ Anexo 7º a las Notas (8) de Constantinopla


~El Mayor Imperio del Mundo~






Se ha mencionado a los mongoles como uno de los motivos de las migraciones de pueblos de Asia Central hacia el oeste y como amenaza que se cernía sobre las fronteras del Imperio Bizantino y de otros estados de Europa Oriental. El llamado Imperio Mongol(1) comienza su existencia con la ascensión al poder, en 1206, de Genghis Khan (1162-1227), quien unificó a las tribus nómadas turko-mongolas y comienza una escalada de invasiones con las que las tribus bajo su mandato ocupan una buena parte de Asia Central. En 1214 llega hasta las mismas puertas de Pekín y sus ejércitos la toman un año más tarde, aunque, preocupado por someter a algunas tribus aún rebeldes a su autoridad, prefirió no seguir penetrando en China, aunque sí lo hizo hacia el oeste, llegando hasta Persia y el Mar Caspio. En el año de su muerte el Imperio Mongol había llevado sus fronteras hasta los estados Árabes, a los que ahora amenazaba con rebasar y desbordar, para lanzarse sobre Europa.

El Imperio Mongol a la muerte de Genghis Khan

Dividió el Imperio entre sus hijos, delegando la jefatura en Ogodei. Otros dos hermanos, Batu (Horda Azul) y Urda (Horda Blanca), se repartieron la zona occidental. En concreto Batu asoló parte de Rusia, Bohemia, Ukrania, Lituania, Polonia, Croacia, Bulgaria, Hungría y parte del valle del Danubio, llegando a preparar el asedio a Viena en 1241. Famosas fueron las batallas de Liegnitz y de Sajo, donde derrotaron a los ejércitos polaco y húngaro respectivamente.

Bitwa pod Legnicą (Batalla de Lienitz): Wielka klęska chrześcijan pobitych przez Tatarów- Matthäus Merian Starszy,1630

La muerte de Ogodei le hizo retirarse para participar en las cuestiones de sucesión al khaganato. Vovió en 1242 y fundó la Horda de Oro(2), estableciendo la capital en Sarai, cerca de Astracán (Rusia). Por otra parte, Ogodei dió comienzo a la ocupación del resto de China que Genghis no quiso efectuar; conquistó Corea y la totalidad de Persia. Su muerte detuvo momentáneamente las campañas contra Europa. Bajo el mandato de Möngke, nieto de Genghis, siguió la guerra con China y se inició una campaña encaminada a invadir Siria y Egipto, el sultanato Ayubí fundado por Saladino y regido en esa época por An-Nasir Yusuf, su nieto. Debido a la gran cantidad de recursos que absorbían estos conflictos, Europa no contó como objetivo. A su muerte seguía la guerra con China y la campaña de Siria fue abandonada, aunque la dinastía ayubí de Damasco sucumbió en esta etapa. Los ejércitos mongoles llegaron hasta la frontera de Egipto (la tristemente famosa en nuestros días zona de Ghaza) pero allí fueron rechazados. En esta campaña contra los ayubíes, los mongoles contaron entre sus aliados con los cruzados de Antioquía y Trípoli, alianza efectuada por el rey francés Luis IX que contaba con el apoyo de los mongoles para mantener el Reino de Jerusalén a salvo de los musulmanes(3). Fue con el quinto khan, el gran Kublai (1215-1294), cuando el Imperio llega a su máximo esplendor, aunque también, tras su muerte, a su desintegración. Kublai termina la conquista de China y se hace su emperador fundando la dinastía Yuan (1271). Bien conocida es su relación de amistad con Marco Polo, quien, si hemos de creer las crónicas de sus viajes, llegó a ser nombrado consejero imperial. Los diferentes khanatos, aunque reconocían la autoridad de Kublai, actuaban con una total independencia y a su muerte se hizo más visible la división del imperio, llegándose a una situación que podría llamarse de panimperio, o confederación de sub-imperios.


El Imperio Mongol a finales del S XIII

Esta situación condujo al debilitamiento general y el Imperio Mongol no resurgiría con fuerza hasta la aparición de Tamerlán. Perteneciente a las tribus turkas del Turquestán, su fecha de nacimiento no se sabe con certeza, aunque tendría lugar entre 1320 y 1330 posiblemente en Samarkanda. Su ascenso al poder se produce de forma parecida al de Genghis Khan siglo y medio antes, alcanzando el control primero de su tribu y más tarde, por medio de una alianza con los descedientes de Genghis, el del resto de las tribus del khanato de Chaghadai (ver mapa superior). Al no pertenecer a la estirpe de Genghis -ni siquiera era mongol- nunca asumió el título de khanaga, respetando así la tradición mongola que exigía que el título sólo pudiesen ostentarlo los familiares del Gran Khan. Sin embargo, se proclama Gran Comandante y ejerce el poder de facto, apoyando el nombramiento de khanes títeres que en realidad le obedecían. Una vez consolidada su autoridad, empieza sus campañas conquistadoras en 1370, campañas que se ven entremezcladas con contínuos conflictos con la Horda Blanca y la Horda Azul. Ataca a los árabes sufíes de Jwarizm. En 1387 conquista el Kurdistán y en 1392, con un enorme ejército conquista Irán y entra en Bagdad, capital del Califato. Tras esto caen el resto de regiones mesopotámicas y en 1395 ataca a la Horda Dorada, en contínuo enfrentamiento con su autoridad, y saquea Moscú. Esta facción mongola dejaría de ser un problema a partir de entonces. En 1398 emprende la conquista de la India y llega hasta Delhi, que es saqueada y arrasada. En 1399, teniendo noticia de que el gobernador de Irán se ha insubordinado y que Bagdad ha vuelto a manos de los árabes, inicia una campaña que duraría siete años. Retoma Bagdad y masacra a sus habitantes, continuando su avance contra los mamelucos de Siria y los otomanos en Anatolia. Entra en Aleppo, que se rinde sin resistir; no así Damasco, que será saqueada y masacrados sus habitantes. En 1402 ataca a los otomanos y entra en Ankara, haciendo prisionero al sultán Bayacid I, quien moriría meses después(4). Estas campañas, más que obedecer a fines expansionistas, perseguían dar golpes de efecto que demostrasen el poder de Tamerlán, aparte de obtener sustanciosos botines y pagos productos del saqueo y de la extorsión a la que sometían a los estados invadidos. Cuando preparaba su empresa más ambiciosa, la conquista de China, muere en el camino en 1406.


Estatua de Tamerlán en Tashkent, Uzbekistán.

Todos estos movimientos expansionistas e invasiones produjeron enormes convulsiones en el mundo, tanto en el Lejano Oriente como en el mundo árabe y Europa. En concreto, la caída de Constantinopla se retrasó varias veces debido al empuje de los mongoles desde el este. Al morir Tamerlán, el Imperio Mongol pierde su fuerza y se va disolviendo entre disputas y rivalidades de los diferentes clanes deseosos de hacerse con el poder. Esfumada la amenaza que se cernía sobre sus fronteras orientales, el todavía reciente Imperio Otomano se dispuso a asestar el golpe definitivo a Constantinopla y comenzar con ello su extensa hegemonía.







Notas:

(1) Al decir que el Imperio Mongol ha sido el mayor del mundo hay que tener en cuenta un par de apreciaciones.
La primera es la propia denominación de "imperio", la cual puede cuestionarse, ya que en realidad era una especie de federación de tribus cada una con su jefe o khan, que más o menos acataban la autoridad de un "gran khan". Los conflictos por obtener la supremacía fueron contínuos y el funcionamiento de cada khanato se puede decir que era, no autónomo, sino independiente hasta el punto de ser motivo de guerras entre los distintos clanes. El último Gran Khan sería Kublai, pues después de su muerte, como se ha dicho, el Imperio era más un gran territorio ocupado por distintos clanes independientes que una unidad política.


El Imperio a la muerte de Kublai Khan

La segunda es que también se podría cuestionar que fuese el mayor imperio en extensión que se haya conocido. El Imperio Británico ocupó en su momento una extensión mayor, si bien a costa de territorios de ultramar lejanos a la metrópoli, con la cual no les unían más que rutas marítimas (a excepción de Gales y Escocia). Lo que sí es cierto es que el Imperio Mongol ha sido el mayor en cuanto a la extensión ininterrumpida de su territorio. En el momento de su máxima extensión llegó a ocupar unos 33 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente una cuarta parte de las tierras emergidas.


Máxima extensión alcanzada por el Imperio Mongol


(2) El nombre de "horda" se aplica a estas divisiones por corresponder exactamente a la definición: "comunidad nómada sin domicilio estable" y "grupo de gente armada que actúa sin disciplina ni moderaión". El darles nombres de color parece que corresponde a la identificación que hacían los mongoles de los puntos cardinales: el azul o el celeste, correponderían al este, el blanco al oeste, el negro al norte, el rojo al sur y el dorado al centro.
Al dividirse la Horda azul, Batu Jan fundó la Horda Dorada. Esta Horda de Oro llegaría a constituir un imperio que perduró hasta 1380, año en que Dimitri Donskoi, gran príncipe de Moscú, derrotó a los mongoles. Resurgiría más tarde con la llegada de Tamerlán, cayendo definitivamente en 1480 en manos de los rusos. Cuando se habla de la invasión de Europa del Este por parte del Imperio Mongol, sería más correcto hablar de esta Horda de Oro, bajo cuyo control se efectuó dicha invasión.

Mapa ruso con el territorio de la Horda de Oro -altin urda,

(3) En esa época circulaba en Europa la leyenda del Preste Juan, un aliado que llegaría desde el este para ayudar a la Cristiandad en su lucha contra el infiel musulmán. Con las noticias que llegaban sobre las conquistas de Genghis Khan, se llegó a creer que él era el Preste o un enviado suyo. Más tarde, al invadir los mongoles Persia y expulsar a los árabes, éstos, en su huída hacia Egipto buscando refugio, toman Jerusalén, que ya nunca volvería a ser recuperada, en 1244; esto hizo que se promoviera una nueva cruzada -la Séptima- encabezada por Luis IX de Francia (San Luis) bajo los auspicios del Papa Inocencio IV, quien incluso llegó a enviar un embajador, un fraile franciscano llamado Giovanni da Piandel Carpine, a los mongoles, con la esperanza de que se convirtiesen al cristianismo y siguieran hostigando a los árabes, a quienes tantos desastres habían causado. La carta fue el primer contacto de una serie de relaciones que hubo entre los cristianos y los mongoles. Guyuk, el khan en ese momento, contestó al Papa en estos términos, más o menos:
Debes decir con un corazón sincero: "Seremos tus súbditos; te daremos nuestra fuerza". Tú, en persona, deberás venir con tus reyes, todos juntos, sin excepción, a rendirnos homenaje y a prestarnos servicio. Solo así admitiremos tu sumisión. Y si no sigues la orden de Dios, y contravienes las nuestras, te conoceremos como nuestro enemigo.
Carta de Guyuk a Inocencio IV en 1246, escrita en farsí. Archivio Segreto Vaticano, Citta del Vaticano.

Hubo otro enviado posterior, el dominico Ascelin de Lombardia, quien visitó a Baichul, príncipe gobernador de Persia, y volvió en 1248 con dos embajadores mongoles, llamados Aïbeg y Serkis quienes entregan a Inocencio IV una misiva en la que Baichul explica que no entiende exactamente qué pretendían sus embajadores:
"Por el poder del Khagan, la palabra del Principe Baichul: Tú Papa, sabes que tus enviados vinieron a visitarnos y trajeron tus cartas. Nos dieron extraños discursos, y desconocemos si les ordenaste proferir esas palabras, o si lo hicieron por su propia iniciativa..."
El Papa decide entonces responder con una conocida carta llamadaViam agnoscere veritatis, probablemente entregada a los embajadores antes citados, en la que insta a los mongoles a convertirse al Critianismo.
En ese mismo año de 1248, tras desembarcar en Chipre dispuesto a comenzar la Séptima Cruzada, Luis IX recibe a dos embajadores mongoles, unos cristianos nestorianos llamados Marco y David quienes habían sido enviados por el gobernador de Mosul, Eljigidei, uno de los comandantes de Genghis. Al parecer portaban misivas pidiendo la alianza contra los ayubíes de Baghdad. Luis decide contestar directamente a Goyuk, el Gran Khan, pero éste muere (al parecer, alcoholizado) antes de que el emisario llegue. La misiva es recibida por la viuda de Guyuk, quien simplemente le entrega unos presentes al emisario y lo devuelve a Luis con la exigencia de pagar tributo a los mongoles.
La cruzada contra los mamelucos egipcios fue desastrosa y el propio Luis cayó prisionero, siendo liberado bajo pago de rescate (posiblemete un préstamo de los Templarios).
Varios años después, en 1252, Luis intenta aliarse con los mamelucos sin éxito. Después busca aliados entre los nizaríes, más conocidos por Assasins - o Hashshasiin-* y de nuevo entre los mongoles, enviando al franciscano Guillermo de Rubrouck. Sin embargo, el Gran Khan, Möngke, responde con otra carta pidiendo la sumisión del rey francés.

(San) Luis IX de Francia

Finalmente, Luis intenta una nueva cruzada en 1270. Entonces, en el likhanato de Persia le ofrecen el envío de ayuda en cuanto sepan de su desembarco en Palestina, pero Luis decide desembarcar en Túnez con la idea de atacar Egipto por tierra. En Túnez se presentan embajadores del Imperio Bizantino, de Armenia y de los mongoles con la intención de convencer a Luis de la conveniencia de postponer la campaña un año, a fin de dar tiempo a sus aliados a reunir fuerzas suficientes. No obstante, el monarca francés hace caso omiso, pero cuando se dispone para la marcha sobre Egipto, muere de disentería. Según la leyenda, lo último que dijo antes de morir fue "Jerusalén".
En todas estas alianzas y luchas, los francos se mostraron ambiguos en varias ocasiones, cambiando de camisa según soplaban los vientos de un lado o de otro. Por ejemplo, tras firmar un tratado con los mamelucos en 1240, ayudaron a los mongoles en las tomas de Alepo y Damasco, en 1260.
Las caídas de las dinastías Ayubí y Abasí fueron determinantes para el posterior desarrollo de la historia de Oriente Medio, que desde entonces no ha vuelto a sincronizar con la marcha de la civilización.
Hubo una Novena Cruzada promovida por Eduardo I de Inglaterra, quien animado por las historias que corrían acerca de Luis de Francia, organizó una pequeña expedición (una flotilla de unos 13 barcos con alrederdor de 1.300 soldados) con la que llegó a Acre. Consciente de la importancia del apoyo mongol, envió inmediatamente embajadores a Abaqa, khan del likhanato de Persia, requiriendo su ayuda. Abaqa envió 10.000 jinetes, no mucho si pensamos en sus posibilidades, pero suficientes para hacer cundir el pánico entre las poblaciones musulmanas, que no habían olvidado las anteriores invasiones mongolas. No obstante lo limitado de los recursos de Eduardo I, el peligro de una nueva guerra contra los mongoles persuadió a los mamelucos a firmar una tregua de 10 años, por la cual la ciudad de Acre sería respetada.


(4) Hay controversias entre los historiadores, pues si bien algunos sostienen que el turco fue tratado conforme a su rango, en otras investigaciones se asegura que fue vejado y que Tamerlán lo ponía en su caballo y lo usaba como silla de montar. Curiosamente, con el declive de los mongoles tras Tamerlán, el Imperio Otomano, que ya había iniciado su expansión por los Balcanes con Murad I, padre de Bayaceto I, inicia su período de mayor auge. Ya éste mismo sultán había derrotado en Nicópolis a una alianza cristiana que se formó en ayuda de Hungría, en 1396. La derrota ante Tamerlán supuso un enorme revés para los otomanos, quienes años después caerían sobre el Imperio Bizantino de forma irreversible. (Tamerlán contra Bayaceto I)



* Sobre los Assasins se publicará un apéndice al final de los anexos.

sábado, 17 de enero de 2009

Los Turcos/Anexo 6º a las Notas (6) de Constantinopla

~La Gente de Osmán~


Osmán I

Los turkos (con "k" para diferenciarlos de los turcos, habitantes de Turquía), turcomanos(1) o pueblos túrquicos (acepción lingüística para definir a grupos de hablantes de lenguas de la misma familia, sin que ello implique una caracterización étnica), procedentes de Asia Central, aparecen mencionados por primera vez en las crónicas chinas, donde se dice que los sogdianos comerciaban con ellos a lo largo de la ruta de la seda. Los xiongnu mencionados en las crónicas de la dinastía Han es muy posible que fuesen proto-turcos y algunos estudios recientes apuntan hacia esta dirección tras analizar muestras de ADN.
También algunos restos arqueológicos con inscripciones encontrados en Mongolia y que se atribuyen a los xiongnu presentan bastantes similitudes con la escritura usada por los primeros pueblos turkos (alfabeto de Orkon). Entre éstos cabe mencionar a los Göktürk, "turkos celestes", a quienes se considera como la primera tribu o etnia netamente túrquica y que en las crónicas chinas aparecen con el nombre de 突厥, Tu kuë. Estos turkos celestes habitaban la región de Altai (Mongolia Occidental) y con el advenimiento del legendario caudillo Bumin Kan (¿? - 552 d.C.), comienzan a expandirse hasta ocupar un vasto territorio que llegaría a su máxima extensión -desde la actual región china de Xingjiang hasta Crimea- alrededor del 747.

Máxima expansión de los göktürk

Evidentemente, en esta expansión, efectuada unas veces a costa de guerrear y otras mezclándose o superponiéndose a los habitantes de las regiones en las que se asentaban por simple asimilación, puesto que en su origen casi todas eran tribus nómadas. Aunque el territorio ocupado bajo el mandato de los khanaga(2) göktürk ha sido llamado por algunos estudiosos "Imperio de los Göktürk", sería más propio llamarle "Khaganato" en el sentido de que las tribus repartidas por toda Asia, sin haber abandonado el nomadismo o seminómadas y cada una con su khan, formaban una especie de confederación donde se reconocía la autoridad del Gran Khan, único aspecto unificador de todos los túrquicos. Por lo demás, el territorio carecía de una administración y de un sistema legal común aunque sí se mantenía el tengrismo(3), religión chamánica que fue desapareciendo bajo el budismo, el islamismo y el cristianismo, este último predicado por coptos y armenios. Finalmente, debido a las guerras civiles -una de ellas, alrededor del año 600, desembocó en la división del "imperio" en uno oriental y otro occidental- y las disidencias internas, el khaganato se desintegró y llegó a su fin en el 779.
Los turcos, ocupantes de Anatolia, provienen de esta diseminación. Su foco de expansión inicial hacia el oeste hay que buscarlo en los actuales Kazajastán y Kuirguizya aunque también se encuentra su rastro en Turquestán y Turmekistán, así como en Irán, Azerbaiyán, Uzbequistán y por varios países más de la zona. Los Oghuz türk aparecen en Kazajastán expulsando a otras tribus turkas y asentándose alrededor de la orilla oriental del mar de Aral. El nombre de Oghuz describe la unificación de ciertas tribus que usaban dicha denominación, en concreto y si hacemos caso a la paleografía, en número de seis.

Selyúcidas

Una rama de estos turkos oghuz, los seljük, selyúcidas -al parecer derivado del nombre de su caudillo السلاجقة Selyuq ibn Duqaq- se inataló entre el Aral y el Caspio y, aceptados por el sultán gaznávida de la zona, abrazó el Islam.
En el siglo X penetran en Persia, en la provincia de Khorasán (o Jorasán), donde se mezclan con la población local y adquieren las costumbres y el
lenguaje propios de la zona. A finales de ese mismo siglo y principios del XI, alcanzan Anatolia, entonces dividida entre el Califato Abbasí de Bagdad y el Imperio Bizantino, a los que causan gravísimos transtornos. En concreto, en el caso del Califato lo llevaron al declive y acabaron con él; igual suerte, aunque casi dos siglos más tarde, sufrió el Imperio Bizantino, debilitado de forma irreversible tras el duro golpe que supuso la intervención de los cruzados y a pesar de la posterior restauración llevada a cabo por la dinastía Paleólogo.



El territorio arrebatado a abasíes y bizantinos se convirtió en el Sultanato de Rûm - سلاجقة الروم - que duraría desde 1077 hasta 1307. El nombre de Rûm proviene de la pronunciación árabe de Roma, puesto que los musulmanes consideraban romanos estos territorios. Los historiadores turcos prefieren denominarlo "Sultanato Selyúcida de Anatolia" y ocasionalmente se le ha llamado Sultanato de Konya o de Iconium en algunas crónicas antiguas.
A partir de 1242 tuvo que enfrentarse a los mongoles, de quienes se convirtió en vasallo. Poco a poco el estado se fue disgregando en pequeños beylik -territorio gobernado por un bey- y alrededor de 1300 estos beylik se habían constituído en estados independientes, conocidos históricamente como Emiratos Gazi. El líder de uno de estos emiratos, Osmán I (1258-1326), hijo de Ertuğrul Gazi, empezó a extender las fronteras de su, en principio, pequeño territorio de la zona de Eskişehir, al oeste de Anatolia, donde su padre, con el beneplácito de los selyúcidas, había fundado la ciudad de Söğüt, considerada como la cuna del Imperio Otomano.

Situación de Eskişehir (recuadro superior derecho, enmarcada en rojo) y su división en distritos.


Quiero aclarar que Osmán es la pronuciación turca del árabe عثمان palabra que no se puede trancribir de forma exacta a caracteres latinos, siendo una forma aproximada 'uthmán u 'otzmán, y representando el signo /'/inicial una aspiración glotal sin equivalencia (por inexistente en la pronunciación) en nuestras lenguas ocidentales. Debido a esta falta de transliteración exacta es por lo que se les denomina "otomanos", siendo "osmanli" el nombre usado por los turcos. En realidad Osmán pertenecía a una rama de los turkos selyúcidas llamada Kayi, una de las seis tribus de los antiguos oghuz türk., de los que se ha hablado más arriba.
Osmán asciende al poder en 1288. En ese momento miles de refugiados del este acudían huyendo de los mongoles, lo cual contribuyó al incremento de la población. También era cada vez más notable la debilidad de Bizancio, contra cuyas fronteras ya habían vuelto antes sus ojos los seyúcidas, foco cristiano y por lo tanto infiel al Islam, por lo que la recluta de soldados dispuestos a luchar por su conquista en nombre de Alá no era una tarea difícil.
Con el sultanato al borde de la desintegración y sintiéndose fuerte y apoyado por numerosos partidarios, Osmán I se declara independiente de los selyúcidas en 1290 y toma para sí el título de sultán. Siguen unos años de luchas contra sus vecinos, con algunas de las cuales obtiene más territorios, tanto por parte de los señoríos cristianos de la zona como de los demás emiratos turkos. En 1299 empieza a acuñar su propia moneda y se lanza contra los territorios bizantinos de Nicea, obteniendo una importante victoria en 1301, a partir de la cual comienza a situar sus fuerzas alrededor de las zonas controladas por Bizancio. La población de dichas zonas, cada vez más alarmada al ver cómo la amenaza de ser invadidos se hace cada vez más real, comienza a abandonarlas. Esto hace reaccionar a los gobernantes del Imperio Bizantino, dispuestos a detener el avance de Osmán hacia Europa.

Türbe (panteón) de Osmán Gazi en Bursa

Pero ya es demasiado tarde: en 1302 los osmanlíes vencen en la Batalla de Bafea, con lo que Nicomedia (actual Izmit, Turquía) y Nicea (actual Iznik, Turquía) quedan aisladas y todo el territorio alrededor de estas ciudades, desvastado; es a partir de este momento cuando se puede hablar del verdadero nacimiento del Imperio Otomano. En 1304 cae la ciudad de Éfeso, a orillas del Egeo (cerca de la actual Selçuk, Turquía). Finalmente, en 1326 cae Bursa. Osmán muere durante el sitio de la ciudad, aunque él no participó activamente por ser ya de avanzada edad. Su hijo Orhán I sería quien detentara el poder, terminando por conquistar los últimos bastiones del Imperio Bizantino que quedaban en Anatolia: Nicea (1331) y Nicomedia (1337). El recién nacido y todavía incipiente Imperio estaba a las puertas de Europa y se preparaba para llamar a ellas con fuerza inusitada.

Notas:

(1) Se ha preferido aquí usar el término turko como nombre genérico y común a estos pueblos asiáticos de rasgos caucasoides, tomado de Anne de Sales, Bosques, estepas y desiertos fríos -Las Razas Humanas Vol.3, Cia.Internacional Editora S.A. Barcelona 1981. El término turcomano posee connotaciones referentes a la lengua o grupo de lenguas habladas por los habitantes de diversas zonas de Asia, sin que necesariamente estén emparentados étnicamente.

Lenguas turcomanas y su distribución

El término túrquico hace referencia a un grupo de pueblos donde se mezclan rasgos caucasoides con mongoloides, alejándose por tanto del arquetipo preconcebido por los occidentales. Este sería el caso de los uigures o de los kirguises, por ejemplo, más próximos al tipo mongol.


Banderas históricas de algunos estados turkos


Banderas de los nuevos estados turkos surgidos en Asia tras la desmembración de la URSS

Por otra parte, comentar que en Turquía, en la actualidad, la palabra türkman se usa para designar a aquellos que hoy día aún se dedican al pastoreo nómada.

(2) Khagan, Jaghan, Qaghan... (gran kan) es un título que en las lenguas túrquicas y mongolas equivale a una especie de emperador, rey de reyes o kan de kanes. La referencia-cliché que existe en occidente sobre esta figura es la del mongol Gengis Kan, que aunque no es exactamente fiel al verdadero concepto, es suficiente para obtener una impresión de gran autoridad.

(3) El tengrismo era la creencia mayoritaria entre los pueblos turkos y mongoles antes de que abrazasen las grandes religiones (Islam, Budismo...). Este tipo de religión chamanica gira en torno a Tengrí, deidad del cielo, o mejor dicho, el cielo en sí mismo. Incluye rasgos de totemismo y animismo, así como culto a los antepasados. Hoy en día aún persiste entre tribus tanto túrquicas como mongolas, sobre todo entre los Tuvinianos y los Khakhasos.