domingo, 22 de febrero de 2009

Desperta Ferro ! - ( Apéndice II del Anexo 3º)

~Venganza Catalana~




En el apéndice anterior hemos visto cómo Aragón, tras la boda de Federico con Constanza de Aragón y Castilla, accedió al control de Sicilia y comenzó a implicarse de forma directa en las disputas por la toma del control de algunos restos diseminados del Imperio Bizantino, con quien ahora se había aliado para expulsar a Carlos de Anjou del sur de Italia. Una de las bazas fundamentales utilizadas por los aragoneses en sus guerras fue la infantería ligera o almogávares, tropas de choque curtidas en la Reconquista Española, de donde se extraen las primeras noticias que tenemos sobre ellos. La tropa en un principio estaba formada por soldados reclutados principalmente entre los campesinos y pastores de los valles pirenaicos y comandados por oficiales aragoneses o catalanes, aunque, a medida que Aragón fue expandiéndose, fue incrementádose con hombres procedentes de los más diversos lugares, que luchaban como mercenarios.


Almogàvers a la conquesta de Mallorca
Saló del Tinell- Barcelona, España.

No obstante haber conseguido la retirada de Carlos I de Anjou a Nápoles, las confrontaciones continuaron entre sicilianos y aragoneses en un bando y el Vaticano y los angevinos en el otro. No fue hasta 1302, es decir, 20 años después de la Vísperas Sicilianas, que firmaron la paz de Caltabellota, por la que el antiguo Reino de Sicilia quedó dividido en la parte insular y en la peninsular (el Mezzogiorno italiano alrededor de Nápoles). La parte insular, Sicilia propiamente dicha, se cedió a Federico II (Córcega y Cerdeña pasaron a su hermano Jaime II de Aragón) y comenzó a llamarse a partir de entonces Reino de Trinacria (1). Los almogávares habían ayudado en las confrontaciones, pero al acabar estas, quedaron sin cometido, por lo que comenzaron a causar desórdenes en la isla, ya que, al ser mercenarios, Federico empezó a hacerse el remolón a la hora de pagarles sus servicios que, como hemos dicho, habían terminado.

(Dibujo de Oriol Massana)

Por otra parte, el caudillo de las tropas aragonesas Roger de Flor, recelaba de poder ser entregado a los angevinos, que le perseguían por sus antecedentes, cuando había sido caballero templario (2) por lo que su seguridad en Sicilia estaba en precario. Y para terminar, Andrónico II Paleólogo, emperador de Bizancio, había sido derrotado por los otomanos de Osmán I en Bafea y ahora veía cómo estos amenazaban con caer sobre Constantinopla. Ante esta combinación de cirunstancias, Roger de Flor decidió -con el beneplácito de Federico II- acudir en ayuda de Bizancio y ponerse a las órdenes de Andrónico. Entonces se fundó la llamada en castellano Gran Compañía Catalana (Companyia Catalana d'Orient- Magna Societas Catalanorum) formada por unos 5.500 soldados entre caballería y almogávares, alrededor de 1.000 marinos y 39 barcos, de la que Roger sería el primer comandante en jefe. Los almogávares que tienen familias, son acompañados por ellas. La tropa llega a Constantinopla en 1303 y desfila con todos los honores ante Andrónico y una legación de la República de Génova.

Entrada de Roger de Flor en Constantinopla
1888-José Moreno Carbonero.
Salón de los Pasos Perdidos.

Palacio del Senado - Madrid, España.

Antes de comenzar sus campañas contra los turcos, se produce un hecho conocido como Massacre dels genovesos -masacre de los genoveses- donde las tropas catalanas dan muerte a 3.000 genoveses residentes en Constantinopla (3).
Una vez instalados, los almogávares comienzan su contraataque a los turcos: en 1304 pasan a Anatolia y conquistan Filadelfia, Éfeso y Magnesia; desde allí se dirigen a Gallipoli, donde pasan el invierno. En su avance dan muerte a más de 13.000 turcos (no se tomaban prisioneros entre los mayores de 10 años). Después los derrota en Cilicia y Tauro, demostrando la fama de su ferocidad pues, según la crónica de Ramón Muntaner(4), se enfrentaban a fuerzas muy superiores en número -40.000 turcos- a las que masacran y desbandan, obligando a retirarse a los otomanos hasta lugares tan lejanos como Armenia e Irán.
También en 1304 se enfrentan a un intento de invasión desde el Mar Negro por parte de los alanos, a los que derrotan y rechazan.
El emperador agasaja a Roger de múltiples formas e incluso le cede la mano de su sobrina, María de Bulgaria (nieta del tsar Iván Asen III de Bulgaria) y le nombra Μέγας Δουξ -mega duque. Parece que bajo la aparirencia amable de tanto homenaje, se escondía el deseo de Andrónico de apartar a Roger de sus hombres, quienes le obedecían ciegamente y constituían una verdadera amenaza en caso que su comandante pretendiese ocupar el trono bizantino. Y aunque Roger era leal al emperador, se sentía profundamente unido a su tropa:

..."Se sentía muy afectado por los intereses de sus soldados y cualquiera que pretendiese apartarlo de ellos, provocaba su indignación..."
Paquimeres De Michaele et Andronico Palaeologis libri tredecim, vol. II, llibre VI, cap. 16

De hecho, tras las campañas de Anatolia, pretendió erigirse en soberano de la parte de Asia Menor que se le había arrebatado a los turcos. Incluso se le ofreció el título de César, al que rehusó diciendo que antes prefería que se le pagaran los atrasos a sus almogávares, aunque luego lo aceptó.
Pero todo cambiaría con el ascenso al trono en 1305 de Miguel IX Paleólogo, hijo de Andrónico y co-emperador, quien odiaba a los almogávares y a su jefe por la lealtad que mostraban hacia su padre. Roger y sus mesnadas viajan hasta Adrianópolis (Edirne) para rendirle honores como nuevo emperador, pese a que su esposa, prima del emperador, le había aconsejado que no acudiese, pues había oído que se tramaba un complot contra los catalanes.
No obstante parten y, al llegar, son recibidos con grandes honores por Miguel y aclamados por el pueblo. El emperador hace venir a un tal Gicom, jefe de los alanos y otros mercenarios, reuniendo a unos 9.000 hombres con una potente caballería. Al día siguiente de la llegada de los catalanes, Andrónico ofrece un gran banquete, al que son invitados Roger de Flor y sus más notables capitanes, en el transcurso del cual Gicom y sus secuaces asesinan traidoramente a todos, incluído Roger, mientras que el resto de la tropa es atacada por los mercenarios, aunque el grueso logra ponerse a salvo y reorganizarse bajo el mando de Berenguer d'Entença, noble catalán que pasa a ser el nuevo comandante en jefe de la Compañía Catalana.

Asesinato de Roger de Flor a manos de Gicom

Berenger había sido nombrado megaduque por Roger de Flor cuando él tomó el título de Cesar y había llegado, enviado por Federico II, con 9 galeras, 300 caballeros y unos 1.000 almogávares, como parte de la ayuda contratada a Aragón para ayudar a Bizancio. Tras el asesinato de Roger de Flor, reunifica a las tropas de la Compañía y declara la guerra al Imperio Bizantino: los catalanes arrasan todo lo que encuentran a su paso por los territorios del Imperio, causando el terror entre los greco/bizantinos.
En una primera razzia asolan Tracia, saqueando, robando y matando a hombres, ancianos, mujeres y niños. Andrónico envía tropas con intención de detenerlos, pero son literalmente aplastadas por los catalanes. Es el primer paso de la conocida como Venganza Catalana.
De camino a Gallípoli (5), donde había hecho su base la Compañía, son atacados por galeras genovesas y Berenger es hecho prisionero junto con el grueso de la tropa. La guarnición de Gallípoli, unos 2.000 hombres, queda entonces en precario, sin posibilidad de recibir ayuda y rodeada por los bizantinos, en clarísima superioridad numérica con respecto a los catalanes. Cuando las tropas imperiales son avistadas, en vez de intentar resisitir tras los muros, los almogávares salen a combatir a campo abierto, poniendo en desbandada a los bizantinos y persiguiéndolos en su carrera unas 25 millas. Según la crónica de Muntaner, el saldo fue estremecedor: 600 caballeros y 20.000 infantes caen bajo el ferro catalán. Enardecidos tras esta sonada victoria, nuestros cabreados protagonistas tienen noticia de que el propio emperador, al mando de un ejército, se encuentra en las proximidades. Ni cortos ni perezosos y deseando presentar sus credenciales al emperador traidor e implicado directamente en el asesinato de Roger de Flor, salen a su encuentro y lo destrozan en la Batalla de Apros. De nuevo siguiendo a Muntaner, matan a unos 10.000 soldados imperiales y el mismo Andrónico salvaría la vida de milagro, resultando herido y pudiendo escapar en el último momento.
La población civil huye aterrorizada y abandona campos y aldeas, buscando refugio en Constantinopla.
Comienza entonces una segunda etapa de correrías por toda la costa asiática del Mármara, arrasando ciudades -algunas, como Rodesion, hasta los cimientos; incluso los animales domésticos fueron descuartizados- y provocando el caos y el terror entre los greco/bizantinos.

Escena de los almogávares II
1856- Mariano Fortuny Marsal
Colección particular

Ferrán de Arenós, uno de los capitanes, junto con unos 400 hombres, se acerca hasta las murallas de la ciudad, increpando e insultando a los guardianes de las torres en un alarde de bravuconería. No encuentran respuesta, pero de vuelta a sus cuarteles se topan con un ejército imperial de unos 3.000 hombres que les cierra el paso. Sin amedrentarse, los catalanes arremeten contra ellos y los despedazan.
El miedo seguía aumentando entre los bizantinos, quienes ven cómo las fuerzas de la Compañía son prácticamente invencibles. Numerosas ciudades se vieron reducidas a escombros y en 1307, año en que los catalanes abandonaron Gallípoli, la Tracia era un gran cementerio lleno de ruinas.

El traidor alano Gicom no escaparía a la venganza catalana. Sabiendo que los alanos mercenarios del imperio volvían a sus territorios, los almogávares los alcanzan antes de que abandonen tierras bizantinas. Gicom y sus hombres, al avistarlos, huyen despavoridos, siendo perseguidos ferozmente por los catalanes quienes, para variar, escabechinan a la mayoría: de 9.000 alanos, sólo sobrevivieron unos 300.
Mientras estos acontecimientos tenían lugar, la guarnición de Gallípoli había quedado reducida a unos 200 hombres -al mando precisamente del capitán /cronista Ramón Muntaner- por lo que Andrónico, enterado, ataca y sitia la ciudad, principalmente ayudado por tropas genovesas. Pero el calor hace mella entre los sitiadores y Muntaner decide hacer una salida: el resultado (¡qué raro!), la desbandada de los sitiadores y la muerte de 700 de ellos, incluído el capitán genovés al mando.
Tras estas peripecias y considerando que no quedaba mucho por saquear y arrasar y que el asesinato de Roger de Flor había tenido cumplida venganza, la Compañía decide abandonar sus asentamientos en territorios bizantinos en 1307, después de dejar Tracia y los alrededores de la capital hehos un verdadero asco. Su destino sería el Reino de Tesalónika, superviviente del Imperio Latino. Allí, la Compañía viviría una nueva y distinta etapa de sus andanzas, pues por primera vez se asienta en un territorio con la intención de controlarlo y gobernar sobre él.


Emblema de Roger de Flor



Continuará



NOTAS

(1) El nombre proviene de la palabra griga τρισκέλιον -triskelion- "de tres piernas". El triskelion era un antiguo símbolo heráldico cuyo origen no se sabe a ciencia cierta. Aparece en la cultura minoica representado en algunas piezas de alfarería y también en antiguas monedas, como un as romano encontrado en Iliberis (cerca de Granada) y datado alrededor del s.II a.C., y en otras de Lycia y Panphylia (Λυκία y Παμφυλία, al sur de Anatolia), de los siglos III y IV a.C. Algunos investigadores defienden su origen céltico y llegaría a Asia Menor con la invasión gala del 278 a.C. De esta invasión surgió Galacia y una porción de Constantinopla, la parte asiática de Gálata, junto a Pera. El triskelion también aparece en monedas de Siracusa de alrededor del 300 a.C.


Triskelion básico


Los primeros habitantes de Sicilia que menciona la historia son los sicanos y los sículos, tribus que encontraron los griegos al ocupar la región, que quedaría incluída en la Magna Grecia (según la división étnica citada por Tucídices). Según Plinio El Viejo, los sicilianos tomaron el triskelion como símbolo de la isla por tener ésta forma triangular; las piernas señalarían a los tres puntos cardinales ocupados por los tres cabos de la isla, vértices del triángulo geográfico formado por esta: Pelorus (Capu Piloru - cabo de la Punta del Faro), Pachynus (Capu Pàssaru) y Lilybaeum (Marsala)



La
trinacria siciliana sería un forma más sofisticada de triskelion y se convertiría en el emblema de la isla. Tras pasar Sicilia a la casa de Savoya por el Tratado de Utrech (1713), fue sustituído por el blasón de esta casa, hasta que Joachim Murat, nombrado rey de Dos Sicilias por Napoleón, volvió a restituirlo en 1808, permaneciendo hasta nuestros días en la bandera siciliana.


Bandera de Sicilia


Trinacria Siciliana
Detalle de una lápida del cementerio de Natchez City, Missisipi-E.E.U.U.

(2) Roger de Flor, antes de entrar al servicio de la Corona de Aragón, había ingresado en el Temple y había estado al mando de una galera, con la que participó en el rescate de los supervivientes de Acre, tras el sitio y toma por los mamelucos en 1291. Al llegar a Chipre con los refugiados, fue acusado de haber robado algunos tesoros templarios aprovechando la confusión de la retirada, por lo que fue depuesto y expulsado de la orden. A pesar de no haberse demostrado el presunto robo, los franceses y el papado -que lo había acusado de apostasía- seguían sospechando que Roger había sido el ladrón, por lo que este, a pesar de estar en el bando contrario, temía servir como moneda de cambio, ahora que Federico II trataba de dar muestras de buena voluntad ante la Santa Sede, tras haberse firmado la paz.


(3) Los motivos de esta matanza de genoveses a manos de los almogávares no están claros, pues los cronistas difieren. En lo que sí coinciden es en la cantidad de víctimas, unos 3.000. Génova veía el ascenso de la Compañía como una amenaza para sus intereses comerciales y una intromisión de Aragón en la política del Mediterráneo más allá de Sicilia; de hecho, hacía tiempo que muchos mercaderes genoveses se habían asentado en Pera y controlaban una parte importante de las mercancías que circulaban por la entrada del Bósforo.
Según Muntaner, la chispa la encendieron los genoveses, quienes provocarían a los catalanes izando una bandera de Génova frente al Palacio de Blanquerna, lugar donde se celebraba la fiesta por los esponsales de Roger de Flor y María de Bulgaria.
Para Paquimeres, el motivo fue una deuda de 20.000 ducados que Roger había contraído con los genoveses durante la guerra de Sicilia, posiblemente por la adquisición de naves, y que el jefe de la Compañía no había saldado, por lo que decidieron concentrarse delante del palacio de Blanquerna para protestarle por la falta de pago.

Por su parte, Francesc de Motcada, un cronista bastante posterior, nos asegura que todo empezó cuando un almogávar paseaba solo por las calles de la ciudad y unos genoveses se burlaron de su atuendo y apariencia desaliñada o sucia, a lo que el catalán contestaría con suma violencia, iniciándose así la lucha generalizada que acabaría en matanza. Sólo tras la súplicas de Andrónico a Roger de Flor, éste consiguió calmar el ímpetu de los almogávares y hacerlos volver a sus cuarteles.


(4) Ramón Muntaner era uno de los capitanes destacados de la Compañía y, al mismo tiempo, escritor/historiador. Su Chrónica comprende desde el nacimiento de Jaime I, en 1207, hasta la coronación de Alfonso V de Aragón en 1327.

Folio manuscrito de la Chrónica de Muntaner
Biblioteca Nacional de España, Madrid.


(5) Gallípoli (actual Gelibolu, Turquía)se convertiría en capital del feudo que Andrónico cedió a Roger de Flor tras sus victoriosas campañas contra los turcos, al tiempo que le revestía con la dignidad de César. Allí establecieron los catalanes su cuartel general y principal base de partida de sus distintas campañas, hasta que la abandonaron en 1307 tras la Venganza Catalana, como se ha dicho en la entrada, no sin antes incendiarla por completo. Posterioriormente sufriría un violento terremoto en 1354, circunstancia que hizo que la población greco/bizantina la abandonara casi totalmente, lo que fue aprovechado por los turcos para repoblarla rápidamente, quedando bajo su control en 1357.

Colección Osmanli Kartpostal - 164
(Cortesía del Muhteşem Denizcilik Tarihimiz
Besitkas,Istambul-Türkiye)

miércoles, 21 de enero de 2009

Las Vísperas Sicilianas - ( Apendice I del Anexo 3º)




Al hablar de los estados cristianos que formaron el Imperio Latino, se han mecionado el Principado de Acaia (o Acaya) y el Ducado de Atenas (anexo 3º) y cómo, en un momento de la historia, el Reino de Aragón entró a jugar un papel de peso en el futuro desarrollo de los acontecimientos en la zona.
No es la intención de esta entrada explicar la historia de Sicilia, pero sí creemos conveniente situar cronológicamente los hechos que a continuación se narrarán. Ello implica ineludiblemente hacer alusión a los diferentes antecedentes que llevaron a Aragón a intervenir -indirectamente primero y luego de forma totalmente directa- y gobernar en el sur de Italia.
El emperador bizantino Justiniano I había convertido a Sicilia en una provincia del Imperio Romano de Oriente en el 565, derrotando a los Ostrogodos. Bizancio ocupó también parte del sur de la Península Itálica, aunque cedería parte de estos territorios al Ducado Lombardo de Benevento.


Ante la presión que ejercían los árabes sobre Constatinopla - habían conquistado Nicosia (Chipre) alrededor del año 650 - Constante II decidió trasladar la capital del Imperio a Roma, algo que no consiguió ante la oposición de los longobardos, así que retrocedió hacia el sur y, alrededor del 660, preparó todo para establecer la capital en Siracusa. Probablemente esta decisión le costó la vida, pues la medida encontró bastantes detractores entre los ya de por sí numerosos enemigos del emperador; Constante fue asesinado en 668.

Por su parte los árabes seguían atacando a Bizancio, conquistando Cartago (Túnez) en el 695. Desde este enclave norteafricano, Sicilia y, por ende, Italia, quedaban a tiro de piedra de los musulmanes, quienes en sucesivos intentos desde el 827, lograron -tras más de un siglo de luchas- conquistar la isla totalmente en 965. Los árabes toleraron el Cristianismo entre los habitantes, eso sí, a cambio de un impuesto extra.
Los normandos habían iniciado una serie de luchas contra algunos de sus vecinos en Europa, como resultado de las cuales Calabria, entre otras regiones, cayó bajo su poder. En concreto, esta parte de Italia pasó a manos de Roberto de Hauteville (o Roberto Guiscardo) hacia 1046. El Papa León IX intentó expulsarlo en 1053, pero las tropas del Vaticano fueron derrotadas.
Otro Papa, Nicolás II, al ser elegido en 1059, se enfrenta al Sacro Imperio Romano-Germánico, iniciando una reforma enfocada a deshacerse de la intervención de la nobleza en las cuestiones de la Iglesia, condenado la simonía (compra de cargos eclesiásticos) y promulgando las que a partir de entonces deberían ser las reglas bajo las cuales se eligieren los futuros papas. Estas reglas excluían a los gobernates laicos de la toma de decisiones al respecto y el emperador perdía, por así decirlo, su derecho a veto.


Palacio de La Zisa, Palermo.
Fue reedificado por los normandos en 1167, sobre la primitiva estructura levantada por los sarracenos.

Buscando fortalecer su postura ante una inminente reacción violenta por parte del Sacro Imperio, Nicolás II pacta con Roberto Guiscardo. Por el Tratado de Melfi, los normandos se comprometen a prestar ayuda militar al Vaticano a cambio de algunos territorios; para mayor mosqueo del Sacro Imperio, dichos teritorios le pertenecían y habían sido puestos bajo la tutela del Vaticano, quien ahora los usaba como moneda de cambio para comprar mercenarios con los que combatirle. No sabemos si requerido por Roberto Guiscardo o por su propia iniciativa, llega a Calabria Roger (o Rogelio), su hermano menor. Alrededor del 1061 Roger ataca Sicilia(1) y durante una década se dedica a luchar contra los musulmanes. Palermo cae en 1072 y los sarracenos son definitivamente expulsados de la isla, estableciéndose el normando -y desde entonces llamado- Reino de Sicilia, del que Roger I sería el primer monarca; sus descendientes reinaron hasta 1194, año en el que Constanza de Hauteville(2) cede el trono a su esposo Enrique VI, el emperador del Sacro Imperio con el que se había casado en 1186.

Mosaico de la Chiesa Santa Maria dell'Ammiraglio
más conocida como La Martorana -Palermo:
Rogelio II recibe la corona de manos del mismísimo Jesucristo.

A la muerte de Constanza en 1198, Sicilia pasa a ser un dominio más de los Hoenstaufen(3). Federico II, el stupor mundi(4), sube al trono del Sacro Imperio en 1220. Deroga la ley normanda y anula las concesiones que se habían hecho a la nobleza siciliana de esa estirpe. En 1210 había contraído matrimonio con Constanza de Aragón y Castilla(5), enlace promovido y casi forzado por su padre, Pedro II de Aragón, y por el Papa Inocencio III, a la sazón tutor de Federico. Alcanzando un gran poder como sacro emperador, poco pudo hacer el Vaticano contra Federico II, excepto excomulgarlo temporalmente. La cuestión era que los territorios de Italia volvían a estar en manos del Sacro Imperio. Federico murió en 1250 y tuvo varios hijos de diferentes mujeres, algunos legítimos y otros no, caso de Manfredo I, quien al acceder al trono, es excomulgado precisamente con la excusa de ser bastardo.
Tras varias luchas, el papado se hace con el control de los territorios hasta 1265, año en que se los cede a Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia y aliado del Vaticano. Carlos derrota y da muerte a Manfredo I en Benevento, instalándose así la dinastía angevina en Sicilia. También mandó cegar a sus hijos y decapitó a Conradino, el último posible heredero varón. El de Anjou ve ahora más cerca la posibilidad de recuperar el Imperio Bizantino, en ese momenro bajo el gobierno de Miguel VIII Paleólogo, para los franco-latinos.
Por su parte, desde Bizancio no se veía con buenos ojos esta toma de Sicilia por los franceses, dados los antecedentes de 1204, aparte de sentir esos territorios como suyos, pues históricamente habían pertenecido, en la época Alejandrina a la Magna Grecia y, más recientemente, al propio Imperio Bizantino. De hecho el griego era usado aún por muchos nativos, quienes lo habían hablado normalmente durante largo tiempo
(6).
El gobierno de los franceses en Sicilia no fue bueno y se cometieron toda clase de abusos y tropelías con los nativos.
Pedro III El Grande de Aragón, hijo de Jaime I El Conquistador, se casa con Constanza de Hoenstaufen -¡dale con las costanzas! se ve que les gustaba ese nombrecito de niña a los nobles de la época- hija de Manfredo de Sicilia y heredera reclamante al trono siciliano. El Reino de Aragón se convierte en lugar de acogida donde se refugian los familiares y partidarios de los Hoestaufen. Pedro tenía ahora una buena excusa para reclamar la corona siciliana.

Miniatura del Códice de los Usatges
representando a Pedro III

En 1279 Pedro envía una flota aragonesa que recorre la costa norteafricana con la intención de allanar el camino a una próxima expedición a Túnez, la cual se llevaría a cabo en 1281. El monarca Aragonés pide al Papa Martín IV que declare la campaña como cruzada mediante bula, pero el pontífice, partidario de la casa de Anjou, se niega a ello. Se ignora -aunque se sospecha con fundamento- si debido a esto, Pedro decide fomentar la insurrección contra los angevinos entre los sicilianos, apoyado también por Miguel VIII, con quien había mantenido relaciones diplomáticas. La cuestión es que el día 30 de Marzo de 1282, Lunes de Pascua, a la hora del oficio de vísperas(esto es, al atardecer) en la chiesa dello Spirito Santo, iglesia construída por los normandos en las afueras de Palermo, estalló la revuelta. Existen diferentes versiones del por qué saltó la chispa, aunque coinciden en algo, como ahora veremos. Según Leonardo Bruni (1416), los palermitanos celebraban una f¡esta, que solía rodear la misa de la Pascua de Resurrección, cuando un grupo de militares franceses irrumpió en el lugar con el pretexto de registrar a los civiles, en prevención de que estos puediesen portar armas que hiciesen peligrar el que debia ser buen desarrollo del festival. Sin embargo, parece ser que esto no fue más que una excusa para manosear a la mujeres -Bruni dice sobarles las tetas- lo que provocó que se encendiera la chispa de la rebelión. Rodeados por la multitud, los franceses fueron abatidos con piedras y palos primero y con armas después, hasta ser muertos. La voz del ataque y muerte a los franceses correría por toda la isla, incitando al resto de sus habitantes a levantarse contra los angevinos.



Santo Spirito di Palermo, Chiessa di Vespro.

Según una versión más moderna(7) también empezó todo en los alrededores de Santo Spirito y también en medio de las celebraciones propias de esas fechas. En esta versión se concreta más:
Un grupo de soldados franceses borrachos, al mando de un tal sargento Drouet -conocido en italiano como Droetto- irrumpió en la fiesta y dicho sargento comenzó a meterle mano a una moza casadera del lugar, so pretexto de registrarla como sospechosa portadora de armas. El acompañante -al parecer prometido o quizás marido- de la joven, ni corto ni perezoso (y muy a la siciliana, todo hay que decirlo) sacó un cuchillo y le rajó las tripas al proto-gabacho (como tiene que ser, con dos pares ¡Hasta ahí podíamos llegar!). La tropa del sargento intenta arroparle, pero la multitud indignada se lanza sobre ellos y los masacra. Casualmente, al mismo tiempo que se corría la voz, las campanas de todas las iglesias tocaban a vísperas, hecho que fue interpretado por algunos como una llamada al levantamiento. Posteriores investigaciones apuntan, como se dijo más arriba, a una intervención aragonesa en combinación con los bizantinos y apoyados por caballeros locales, y que precisamente el tañer de las campanas sería la señal para sincronizar la asonada entre los diferentes focos del levantamiento.
Bueno, en lo que sí coinciden todas las versiones es que eso de que unos franchutes sobetearan las tetas y metieran mano a las mozas del lugar, no gustó mucho entre los naturales de la zona.


I Vespri Siciliani , scena III- Francesco Hayez, 1846.
Gallería Nazionale d'Arte Moderna, Roma.


Fuera como fuese, entre esa misma tarde y la madrugada del día siguiente, la ciudad se convirtió en un baño de sangre y al día siguiente en toda la isla, salvo alguna excepción, se inició la caccia ai francesi(8). Se calcula que, sólo en la ciudad de Palermo, más de 2.000 franceses -hombres, ancianos, mujeres y niños- fueron masacrados en esta carnicería conocida como Vísperas Sicilianas.
Carlos de Anjou trató de apaciguar los ánimos prometiendo reformas, pero ya era demasiado tarde, así que en Mayo, con un ejército de 25.000 hombres desembarcó al norte de Reggio y comenzó el asedio de Messina, al tiempo que impedía el paso por el estrecho de cualquier tipo de ayuda que pudiese ser enviada a los sicilianos. La ciudad resistió hasta septiembre: el 30 de agosto, una flota aragonesa al mando de Roger de Lauria desembarcó en Trapani, al noroeste de la isla. La insurrección devino entonces casi en una guerra entre Aragón y los sicilianos en un bando, y los franceses, el papado y las diferentes facciones
güelfas en el otro. La decisiva Batalla de Nicoreta entre las flotas francesa y aragonesa, con victoria de la última, obliga a Carlos a retirarse a Nápoles. La Corona de Aragón se posaba sobre tierras italianas.


Escudo del Reino Aragonés de Sicilia


NOTAS

(1) Las razones de la llegada de Roger a Italia no están claras, así como tampoco su intervención en Sicilia.
Por una parte se dice que los normandos acudieron pagados por Bizancio para liberar los territorios en Italia ocupados por los musulmanes y que, al haber terminado la conquista de Sicilia y ante la debilidad de los orientales, optaron por instalarse como gobernates. Por otra, que acuden inducidos por la predicación del Papa Alejandro II contra los infieles, algo que se considera como uno de los antecedentes de las futuras cruzadas. También es posible que fuese una combinación de elementos los que empujaron a los normandos a esta empresa: el afán de aventura y de riquezas, el Papa y el dinero de Bizancio; es decir, un poco de todo.

(2) La casa de Hoenstaufen representaba a la facción de los gibelinos, italianización de Waiblingen, nombre del castillo de Suabia donde la familia tenía su origen. Los güelfos -italianización de la palabra alemana Welf, fortaleza de Baviera de donde habría tomado el nombre la casa ducal homónima- se enfrentaron con ellos por la sucesión al trono del Sacro Imperio, extendiéndose la lucha por la Península Itálica.(Enciclopedia Católica)


Escudo de los Hoenstaufen de Sicilia


Escudo de los Welf


(3) Constanza de Hauteville era hija de Roger II, a su vez hijo y sucesor de Roger I. Su hermano, Guillermo I, había casado con Margarita de Navarra, de la cual tuvo a Guillermo II. Al morir éste -su sobrino- sin hijos, Constanza heredó el trono siciliano, al ser la única descendiente directa que quedaba de Roger de Hauteville.

(4) Este personaje, igual que sucede con muchos de los nombrados en esta pequeña serie de anexos y apéndices históricos, merece dedicarle una biografía aparte, lo cual no es nuestro objetivo. Puede visitarse Stupor Mundi, Federico II (traducido del italiano), bastante completa y bien documentada. Incluye imágenes de monumentos e itinerarios por diferentes lugares que estuvieron bajo su gobierno.

(5) Como puede apreciarse, este nombre de Constanza era una plaga entre las damas de las casas aristocráticas europeas del momento. Esta a quien nos referimos ahora, la de Aragón y Castilla (1170-1222), era todo un personaje, a pesar de no ser muy conocida hoy en día en nuestro país. Era princesa de Aragón, reina consorte de Hungría y de Sicilia y emperatriz del Sacro Imperio Romano-Germánico.Era la hija mayor de Alfonso II El Casto de Aragón, hermana de Pedro II El Católico y nieta de Alfonso VII El Emperador de León y Castilla. Casó con Emerico de Hungría, de quien enviudó. Emparentada con las casas de Borgoña, Aragón, Hungría etc. se eligió como esposa para Federico II, aún siendo bastante mayor que él, con vistas a conseguir para el futuro emperador romano-germánico una esposa que asegurara varios lazos consanguíneos y así facilitar lealtades y alianzas.
No debe confundirse con Constanza de Aragón (solamente y no de Castilla) que aparecerá en el siguiente anexo.

(6)
¿Debo presentar mis quejas ante Dios por haberme elegido como el instrumento de la libertad de los sicilianos, cuando yo sólo debía mantener la verdad?
M. Palaeologus, De Vita sua Opusculum, 9, IX, p. 537-8

(7) Sir James Stevenson Runciman (1902-2000): A History of the Crusades, Vol. 1 - Cambrigde University, 1951

(8) Es conocido el caso de la villa de Sperlinga, al noreste de la isla, donde los angevinos se hicieron fuertes resistiendo el asedio casi durante un año. En la entrada del castillo se puede leer:
"Quod Siculis placuit, sola Sperlinga negavit" (lo que complacía a los sicilianos, sólo Sperlinga lo negó)

Castillo de Sperlinga

lunes, 19 de enero de 2009

Los Mongoles y el Gran Tamerlán/ Anexo 7º a las Notas (8) de Constantinopla


~El Mayor Imperio del Mundo~






Se ha mencionado a los mongoles como uno de los motivos de las migraciones de pueblos de Asia Central hacia el oeste y como amenaza que se cernía sobre las fronteras del Imperio Bizantino y de otros estados de Europa Oriental. El llamado Imperio Mongol(1) comienza su existencia con la ascensión al poder, en 1206, de Genghis Khan (1162-1227), quien unificó a las tribus nómadas turko-mongolas y comienza una escalada de invasiones con las que las tribus bajo su mandato ocupan una buena parte de Asia Central. En 1214 llega hasta las mismas puertas de Pekín y sus ejércitos la toman un año más tarde, aunque, preocupado por someter a algunas tribus aún rebeldes a su autoridad, prefirió no seguir penetrando en China, aunque sí lo hizo hacia el oeste, llegando hasta Persia y el Mar Caspio. En el año de su muerte el Imperio Mongol había llevado sus fronteras hasta los estados Árabes, a los que ahora amenazaba con rebasar y desbordar, para lanzarse sobre Europa.

El Imperio Mongol a la muerte de Genghis Khan

Dividió el Imperio entre sus hijos, delegando la jefatura en Ogodei. Otros dos hermanos, Batu (Horda Azul) y Urda (Horda Blanca), se repartieron la zona occidental. En concreto Batu asoló parte de Rusia, Bohemia, Ukrania, Lituania, Polonia, Croacia, Bulgaria, Hungría y parte del valle del Danubio, llegando a preparar el asedio a Viena en 1241. Famosas fueron las batallas de Liegnitz y de Sajo, donde derrotaron a los ejércitos polaco y húngaro respectivamente.

Bitwa pod Legnicą (Batalla de Lienitz): Wielka klęska chrześcijan pobitych przez Tatarów- Matthäus Merian Starszy,1630

La muerte de Ogodei le hizo retirarse para participar en las cuestiones de sucesión al khaganato. Vovió en 1242 y fundó la Horda de Oro(2), estableciendo la capital en Sarai, cerca de Astracán (Rusia). Por otra parte, Ogodei dió comienzo a la ocupación del resto de China que Genghis no quiso efectuar; conquistó Corea y la totalidad de Persia. Su muerte detuvo momentáneamente las campañas contra Europa. Bajo el mandato de Möngke, nieto de Genghis, siguió la guerra con China y se inició una campaña encaminada a invadir Siria y Egipto, el sultanato Ayubí fundado por Saladino y regido en esa época por An-Nasir Yusuf, su nieto. Debido a la gran cantidad de recursos que absorbían estos conflictos, Europa no contó como objetivo. A su muerte seguía la guerra con China y la campaña de Siria fue abandonada, aunque la dinastía ayubí de Damasco sucumbió en esta etapa. Los ejércitos mongoles llegaron hasta la frontera de Egipto (la tristemente famosa en nuestros días zona de Ghaza) pero allí fueron rechazados. En esta campaña contra los ayubíes, los mongoles contaron entre sus aliados con los cruzados de Antioquía y Trípoli, alianza efectuada por el rey francés Luis IX que contaba con el apoyo de los mongoles para mantener el Reino de Jerusalén a salvo de los musulmanes(3). Fue con el quinto khan, el gran Kublai (1215-1294), cuando el Imperio llega a su máximo esplendor, aunque también, tras su muerte, a su desintegración. Kublai termina la conquista de China y se hace su emperador fundando la dinastía Yuan (1271). Bien conocida es su relación de amistad con Marco Polo, quien, si hemos de creer las crónicas de sus viajes, llegó a ser nombrado consejero imperial. Los diferentes khanatos, aunque reconocían la autoridad de Kublai, actuaban con una total independencia y a su muerte se hizo más visible la división del imperio, llegándose a una situación que podría llamarse de panimperio, o confederación de sub-imperios.


El Imperio Mongol a finales del S XIII

Esta situación condujo al debilitamiento general y el Imperio Mongol no resurgiría con fuerza hasta la aparición de Tamerlán. Perteneciente a las tribus turkas del Turquestán, su fecha de nacimiento no se sabe con certeza, aunque tendría lugar entre 1320 y 1330 posiblemente en Samarkanda. Su ascenso al poder se produce de forma parecida al de Genghis Khan siglo y medio antes, alcanzando el control primero de su tribu y más tarde, por medio de una alianza con los descedientes de Genghis, el del resto de las tribus del khanato de Chaghadai (ver mapa superior). Al no pertenecer a la estirpe de Genghis -ni siquiera era mongol- nunca asumió el título de khanaga, respetando así la tradición mongola que exigía que el título sólo pudiesen ostentarlo los familiares del Gran Khan. Sin embargo, se proclama Gran Comandante y ejerce el poder de facto, apoyando el nombramiento de khanes títeres que en realidad le obedecían. Una vez consolidada su autoridad, empieza sus campañas conquistadoras en 1370, campañas que se ven entremezcladas con contínuos conflictos con la Horda Blanca y la Horda Azul. Ataca a los árabes sufíes de Jwarizm. En 1387 conquista el Kurdistán y en 1392, con un enorme ejército conquista Irán y entra en Bagdad, capital del Califato. Tras esto caen el resto de regiones mesopotámicas y en 1395 ataca a la Horda Dorada, en contínuo enfrentamiento con su autoridad, y saquea Moscú. Esta facción mongola dejaría de ser un problema a partir de entonces. En 1398 emprende la conquista de la India y llega hasta Delhi, que es saqueada y arrasada. En 1399, teniendo noticia de que el gobernador de Irán se ha insubordinado y que Bagdad ha vuelto a manos de los árabes, inicia una campaña que duraría siete años. Retoma Bagdad y masacra a sus habitantes, continuando su avance contra los mamelucos de Siria y los otomanos en Anatolia. Entra en Aleppo, que se rinde sin resistir; no así Damasco, que será saqueada y masacrados sus habitantes. En 1402 ataca a los otomanos y entra en Ankara, haciendo prisionero al sultán Bayacid I, quien moriría meses después(4). Estas campañas, más que obedecer a fines expansionistas, perseguían dar golpes de efecto que demostrasen el poder de Tamerlán, aparte de obtener sustanciosos botines y pagos productos del saqueo y de la extorsión a la que sometían a los estados invadidos. Cuando preparaba su empresa más ambiciosa, la conquista de China, muere en el camino en 1406.


Estatua de Tamerlán en Tashkent, Uzbekistán.

Todos estos movimientos expansionistas e invasiones produjeron enormes convulsiones en el mundo, tanto en el Lejano Oriente como en el mundo árabe y Europa. En concreto, la caída de Constantinopla se retrasó varias veces debido al empuje de los mongoles desde el este. Al morir Tamerlán, el Imperio Mongol pierde su fuerza y se va disolviendo entre disputas y rivalidades de los diferentes clanes deseosos de hacerse con el poder. Esfumada la amenaza que se cernía sobre sus fronteras orientales, el todavía reciente Imperio Otomano se dispuso a asestar el golpe definitivo a Constantinopla y comenzar con ello su extensa hegemonía.







Notas:

(1) Al decir que el Imperio Mongol ha sido el mayor del mundo hay que tener en cuenta un par de apreciaciones.
La primera es la propia denominación de "imperio", la cual puede cuestionarse, ya que en realidad era una especie de federación de tribus cada una con su jefe o khan, que más o menos acataban la autoridad de un "gran khan". Los conflictos por obtener la supremacía fueron contínuos y el funcionamiento de cada khanato se puede decir que era, no autónomo, sino independiente hasta el punto de ser motivo de guerras entre los distintos clanes. El último Gran Khan sería Kublai, pues después de su muerte, como se ha dicho, el Imperio era más un gran territorio ocupado por distintos clanes independientes que una unidad política.


El Imperio a la muerte de Kublai Khan

La segunda es que también se podría cuestionar que fuese el mayor imperio en extensión que se haya conocido. El Imperio Británico ocupó en su momento una extensión mayor, si bien a costa de territorios de ultramar lejanos a la metrópoli, con la cual no les unían más que rutas marítimas (a excepción de Gales y Escocia). Lo que sí es cierto es que el Imperio Mongol ha sido el mayor en cuanto a la extensión ininterrumpida de su territorio. En el momento de su máxima extensión llegó a ocupar unos 33 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente una cuarta parte de las tierras emergidas.


Máxima extensión alcanzada por el Imperio Mongol


(2) El nombre de "horda" se aplica a estas divisiones por corresponder exactamente a la definición: "comunidad nómada sin domicilio estable" y "grupo de gente armada que actúa sin disciplina ni moderaión". El darles nombres de color parece que corresponde a la identificación que hacían los mongoles de los puntos cardinales: el azul o el celeste, correponderían al este, el blanco al oeste, el negro al norte, el rojo al sur y el dorado al centro.
Al dividirse la Horda azul, Batu Jan fundó la Horda Dorada. Esta Horda de Oro llegaría a constituir un imperio que perduró hasta 1380, año en que Dimitri Donskoi, gran príncipe de Moscú, derrotó a los mongoles. Resurgiría más tarde con la llegada de Tamerlán, cayendo definitivamente en 1480 en manos de los rusos. Cuando se habla de la invasión de Europa del Este por parte del Imperio Mongol, sería más correcto hablar de esta Horda de Oro, bajo cuyo control se efectuó dicha invasión.

Mapa ruso con el territorio de la Horda de Oro -altin urda,

(3) En esa época circulaba en Europa la leyenda del Preste Juan, un aliado que llegaría desde el este para ayudar a la Cristiandad en su lucha contra el infiel musulmán. Con las noticias que llegaban sobre las conquistas de Genghis Khan, se llegó a creer que él era el Preste o un enviado suyo. Más tarde, al invadir los mongoles Persia y expulsar a los árabes, éstos, en su huída hacia Egipto buscando refugio, toman Jerusalén, que ya nunca volvería a ser recuperada, en 1244; esto hizo que se promoviera una nueva cruzada -la Séptima- encabezada por Luis IX de Francia (San Luis) bajo los auspicios del Papa Inocencio IV, quien incluso llegó a enviar un embajador, un fraile franciscano llamado Giovanni da Piandel Carpine, a los mongoles, con la esperanza de que se convirtiesen al cristianismo y siguieran hostigando a los árabes, a quienes tantos desastres habían causado. La carta fue el primer contacto de una serie de relaciones que hubo entre los cristianos y los mongoles. Guyuk, el khan en ese momento, contestó al Papa en estos términos, más o menos:
Debes decir con un corazón sincero: "Seremos tus súbditos; te daremos nuestra fuerza". Tú, en persona, deberás venir con tus reyes, todos juntos, sin excepción, a rendirnos homenaje y a prestarnos servicio. Solo así admitiremos tu sumisión. Y si no sigues la orden de Dios, y contravienes las nuestras, te conoceremos como nuestro enemigo.
Carta de Guyuk a Inocencio IV en 1246, escrita en farsí. Archivio Segreto Vaticano, Citta del Vaticano.

Hubo otro enviado posterior, el dominico Ascelin de Lombardia, quien visitó a Baichul, príncipe gobernador de Persia, y volvió en 1248 con dos embajadores mongoles, llamados Aïbeg y Serkis quienes entregan a Inocencio IV una misiva en la que Baichul explica que no entiende exactamente qué pretendían sus embajadores:
"Por el poder del Khagan, la palabra del Principe Baichul: Tú Papa, sabes que tus enviados vinieron a visitarnos y trajeron tus cartas. Nos dieron extraños discursos, y desconocemos si les ordenaste proferir esas palabras, o si lo hicieron por su propia iniciativa..."
El Papa decide entonces responder con una conocida carta llamadaViam agnoscere veritatis, probablemente entregada a los embajadores antes citados, en la que insta a los mongoles a convertirse al Critianismo.
En ese mismo año de 1248, tras desembarcar en Chipre dispuesto a comenzar la Séptima Cruzada, Luis IX recibe a dos embajadores mongoles, unos cristianos nestorianos llamados Marco y David quienes habían sido enviados por el gobernador de Mosul, Eljigidei, uno de los comandantes de Genghis. Al parecer portaban misivas pidiendo la alianza contra los ayubíes de Baghdad. Luis decide contestar directamente a Goyuk, el Gran Khan, pero éste muere (al parecer, alcoholizado) antes de que el emisario llegue. La misiva es recibida por la viuda de Guyuk, quien simplemente le entrega unos presentes al emisario y lo devuelve a Luis con la exigencia de pagar tributo a los mongoles.
La cruzada contra los mamelucos egipcios fue desastrosa y el propio Luis cayó prisionero, siendo liberado bajo pago de rescate (posiblemete un préstamo de los Templarios).
Varios años después, en 1252, Luis intenta aliarse con los mamelucos sin éxito. Después busca aliados entre los nizaríes, más conocidos por Assasins - o Hashshasiin-* y de nuevo entre los mongoles, enviando al franciscano Guillermo de Rubrouck. Sin embargo, el Gran Khan, Möngke, responde con otra carta pidiendo la sumisión del rey francés.

(San) Luis IX de Francia

Finalmente, Luis intenta una nueva cruzada en 1270. Entonces, en el likhanato de Persia le ofrecen el envío de ayuda en cuanto sepan de su desembarco en Palestina, pero Luis decide desembarcar en Túnez con la idea de atacar Egipto por tierra. En Túnez se presentan embajadores del Imperio Bizantino, de Armenia y de los mongoles con la intención de convencer a Luis de la conveniencia de postponer la campaña un año, a fin de dar tiempo a sus aliados a reunir fuerzas suficientes. No obstante, el monarca francés hace caso omiso, pero cuando se dispone para la marcha sobre Egipto, muere de disentería. Según la leyenda, lo último que dijo antes de morir fue "Jerusalén".
En todas estas alianzas y luchas, los francos se mostraron ambiguos en varias ocasiones, cambiando de camisa según soplaban los vientos de un lado o de otro. Por ejemplo, tras firmar un tratado con los mamelucos en 1240, ayudaron a los mongoles en las tomas de Alepo y Damasco, en 1260.
Las caídas de las dinastías Ayubí y Abasí fueron determinantes para el posterior desarrollo de la historia de Oriente Medio, que desde entonces no ha vuelto a sincronizar con la marcha de la civilización.
Hubo una Novena Cruzada promovida por Eduardo I de Inglaterra, quien animado por las historias que corrían acerca de Luis de Francia, organizó una pequeña expedición (una flotilla de unos 13 barcos con alrederdor de 1.300 soldados) con la que llegó a Acre. Consciente de la importancia del apoyo mongol, envió inmediatamente embajadores a Abaqa, khan del likhanato de Persia, requiriendo su ayuda. Abaqa envió 10.000 jinetes, no mucho si pensamos en sus posibilidades, pero suficientes para hacer cundir el pánico entre las poblaciones musulmanas, que no habían olvidado las anteriores invasiones mongolas. No obstante lo limitado de los recursos de Eduardo I, el peligro de una nueva guerra contra los mongoles persuadió a los mamelucos a firmar una tregua de 10 años, por la cual la ciudad de Acre sería respetada.


(4) Hay controversias entre los historiadores, pues si bien algunos sostienen que el turco fue tratado conforme a su rango, en otras investigaciones se asegura que fue vejado y que Tamerlán lo ponía en su caballo y lo usaba como silla de montar. Curiosamente, con el declive de los mongoles tras Tamerlán, el Imperio Otomano, que ya había iniciado su expansión por los Balcanes con Murad I, padre de Bayaceto I, inicia su período de mayor auge. Ya éste mismo sultán había derrotado en Nicópolis a una alianza cristiana que se formó en ayuda de Hungría, en 1396. La derrota ante Tamerlán supuso un enorme revés para los otomanos, quienes años después caerían sobre el Imperio Bizantino de forma irreversible. (Tamerlán contra Bayaceto I)



* Sobre los Assasins se publicará un apéndice al final de los anexos.