lunes, 19 de enero de 2009

Los Mongoles y el Gran Tamerlán/ Anexo 7º a las Notas (8) de Constantinopla


~El Mayor Imperio del Mundo~






Se ha mencionado a los mongoles como uno de los motivos de las migraciones de pueblos de Asia Central hacia el oeste y como amenaza que se cernía sobre las fronteras del Imperio Bizantino y de otros estados de Europa Oriental. El llamado Imperio Mongol(1) comienza su existencia con la ascensión al poder, en 1206, de Genghis Khan (1162-1227), quien unificó a las tribus nómadas turko-mongolas y comienza una escalada de invasiones con las que las tribus bajo su mandato ocupan una buena parte de Asia Central. En 1214 llega hasta las mismas puertas de Pekín y sus ejércitos la toman un año más tarde, aunque, preocupado por someter a algunas tribus aún rebeldes a su autoridad, prefirió no seguir penetrando en China, aunque sí lo hizo hacia el oeste, llegando hasta Persia y el Mar Caspio. En el año de su muerte el Imperio Mongol había llevado sus fronteras hasta los estados Árabes, a los que ahora amenazaba con rebasar y desbordar, para lanzarse sobre Europa.

El Imperio Mongol a la muerte de Genghis Khan

Dividió el Imperio entre sus hijos, delegando la jefatura en Ogodei. Otros dos hermanos, Batu (Horda Azul) y Urda (Horda Blanca), se repartieron la zona occidental. En concreto Batu asoló parte de Rusia, Bohemia, Ukrania, Lituania, Polonia, Croacia, Bulgaria, Hungría y parte del valle del Danubio, llegando a preparar el asedio a Viena en 1241. Famosas fueron las batallas de Liegnitz y de Sajo, donde derrotaron a los ejércitos polaco y húngaro respectivamente.

Bitwa pod Legnicą (Batalla de Lienitz): Wielka klęska chrześcijan pobitych przez Tatarów- Matthäus Merian Starszy,1630

La muerte de Ogodei le hizo retirarse para participar en las cuestiones de sucesión al khaganato. Vovió en 1242 y fundó la Horda de Oro(2), estableciendo la capital en Sarai, cerca de Astracán (Rusia). Por otra parte, Ogodei dió comienzo a la ocupación del resto de China que Genghis no quiso efectuar; conquistó Corea y la totalidad de Persia. Su muerte detuvo momentáneamente las campañas contra Europa. Bajo el mandato de Möngke, nieto de Genghis, siguió la guerra con China y se inició una campaña encaminada a invadir Siria y Egipto, el sultanato Ayubí fundado por Saladino y regido en esa época por An-Nasir Yusuf, su nieto. Debido a la gran cantidad de recursos que absorbían estos conflictos, Europa no contó como objetivo. A su muerte seguía la guerra con China y la campaña de Siria fue abandonada, aunque la dinastía ayubí de Damasco sucumbió en esta etapa. Los ejércitos mongoles llegaron hasta la frontera de Egipto (la tristemente famosa en nuestros días zona de Ghaza) pero allí fueron rechazados. En esta campaña contra los ayubíes, los mongoles contaron entre sus aliados con los cruzados de Antioquía y Trípoli, alianza efectuada por el rey francés Luis IX que contaba con el apoyo de los mongoles para mantener el Reino de Jerusalén a salvo de los musulmanes(3). Fue con el quinto khan, el gran Kublai (1215-1294), cuando el Imperio llega a su máximo esplendor, aunque también, tras su muerte, a su desintegración. Kublai termina la conquista de China y se hace su emperador fundando la dinastía Yuan (1271). Bien conocida es su relación de amistad con Marco Polo, quien, si hemos de creer las crónicas de sus viajes, llegó a ser nombrado consejero imperial. Los diferentes khanatos, aunque reconocían la autoridad de Kublai, actuaban con una total independencia y a su muerte se hizo más visible la división del imperio, llegándose a una situación que podría llamarse de panimperio, o confederación de sub-imperios.


El Imperio Mongol a finales del S XIII

Esta situación condujo al debilitamiento general y el Imperio Mongol no resurgiría con fuerza hasta la aparición de Tamerlán. Perteneciente a las tribus turkas del Turquestán, su fecha de nacimiento no se sabe con certeza, aunque tendría lugar entre 1320 y 1330 posiblemente en Samarkanda. Su ascenso al poder se produce de forma parecida al de Genghis Khan siglo y medio antes, alcanzando el control primero de su tribu y más tarde, por medio de una alianza con los descedientes de Genghis, el del resto de las tribus del khanato de Chaghadai (ver mapa superior). Al no pertenecer a la estirpe de Genghis -ni siquiera era mongol- nunca asumió el título de khanaga, respetando así la tradición mongola que exigía que el título sólo pudiesen ostentarlo los familiares del Gran Khan. Sin embargo, se proclama Gran Comandante y ejerce el poder de facto, apoyando el nombramiento de khanes títeres que en realidad le obedecían. Una vez consolidada su autoridad, empieza sus campañas conquistadoras en 1370, campañas que se ven entremezcladas con contínuos conflictos con la Horda Blanca y la Horda Azul. Ataca a los árabes sufíes de Jwarizm. En 1387 conquista el Kurdistán y en 1392, con un enorme ejército conquista Irán y entra en Bagdad, capital del Califato. Tras esto caen el resto de regiones mesopotámicas y en 1395 ataca a la Horda Dorada, en contínuo enfrentamiento con su autoridad, y saquea Moscú. Esta facción mongola dejaría de ser un problema a partir de entonces. En 1398 emprende la conquista de la India y llega hasta Delhi, que es saqueada y arrasada. En 1399, teniendo noticia de que el gobernador de Irán se ha insubordinado y que Bagdad ha vuelto a manos de los árabes, inicia una campaña que duraría siete años. Retoma Bagdad y masacra a sus habitantes, continuando su avance contra los mamelucos de Siria y los otomanos en Anatolia. Entra en Aleppo, que se rinde sin resistir; no así Damasco, que será saqueada y masacrados sus habitantes. En 1402 ataca a los otomanos y entra en Ankara, haciendo prisionero al sultán Bayacid I, quien moriría meses después(4). Estas campañas, más que obedecer a fines expansionistas, perseguían dar golpes de efecto que demostrasen el poder de Tamerlán, aparte de obtener sustanciosos botines y pagos productos del saqueo y de la extorsión a la que sometían a los estados invadidos. Cuando preparaba su empresa más ambiciosa, la conquista de China, muere en el camino en 1406.


Estatua de Tamerlán en Tashkent, Uzbekistán.

Todos estos movimientos expansionistas e invasiones produjeron enormes convulsiones en el mundo, tanto en el Lejano Oriente como en el mundo árabe y Europa. En concreto, la caída de Constantinopla se retrasó varias veces debido al empuje de los mongoles desde el este. Al morir Tamerlán, el Imperio Mongol pierde su fuerza y se va disolviendo entre disputas y rivalidades de los diferentes clanes deseosos de hacerse con el poder. Esfumada la amenaza que se cernía sobre sus fronteras orientales, el todavía reciente Imperio Otomano se dispuso a asestar el golpe definitivo a Constantinopla y comenzar con ello su extensa hegemonía.







Notas:

(1) Al decir que el Imperio Mongol ha sido el mayor del mundo hay que tener en cuenta un par de apreciaciones.
La primera es la propia denominación de "imperio", la cual puede cuestionarse, ya que en realidad era una especie de federación de tribus cada una con su jefe o khan, que más o menos acataban la autoridad de un "gran khan". Los conflictos por obtener la supremacía fueron contínuos y el funcionamiento de cada khanato se puede decir que era, no autónomo, sino independiente hasta el punto de ser motivo de guerras entre los distintos clanes. El último Gran Khan sería Kublai, pues después de su muerte, como se ha dicho, el Imperio era más un gran territorio ocupado por distintos clanes independientes que una unidad política.


El Imperio a la muerte de Kublai Khan

La segunda es que también se podría cuestionar que fuese el mayor imperio en extensión que se haya conocido. El Imperio Británico ocupó en su momento una extensión mayor, si bien a costa de territorios de ultramar lejanos a la metrópoli, con la cual no les unían más que rutas marítimas (a excepción de Gales y Escocia). Lo que sí es cierto es que el Imperio Mongol ha sido el mayor en cuanto a la extensión ininterrumpida de su territorio. En el momento de su máxima extensión llegó a ocupar unos 33 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente una cuarta parte de las tierras emergidas.


Máxima extensión alcanzada por el Imperio Mongol


(2) El nombre de "horda" se aplica a estas divisiones por corresponder exactamente a la definición: "comunidad nómada sin domicilio estable" y "grupo de gente armada que actúa sin disciplina ni moderaión". El darles nombres de color parece que corresponde a la identificación que hacían los mongoles de los puntos cardinales: el azul o el celeste, correponderían al este, el blanco al oeste, el negro al norte, el rojo al sur y el dorado al centro.
Al dividirse la Horda azul, Batu Jan fundó la Horda Dorada. Esta Horda de Oro llegaría a constituir un imperio que perduró hasta 1380, año en que Dimitri Donskoi, gran príncipe de Moscú, derrotó a los mongoles. Resurgiría más tarde con la llegada de Tamerlán, cayendo definitivamente en 1480 en manos de los rusos. Cuando se habla de la invasión de Europa del Este por parte del Imperio Mongol, sería más correcto hablar de esta Horda de Oro, bajo cuyo control se efectuó dicha invasión.

Mapa ruso con el territorio de la Horda de Oro -altin urda,

(3) En esa época circulaba en Europa la leyenda del Preste Juan, un aliado que llegaría desde el este para ayudar a la Cristiandad en su lucha contra el infiel musulmán. Con las noticias que llegaban sobre las conquistas de Genghis Khan, se llegó a creer que él era el Preste o un enviado suyo. Más tarde, al invadir los mongoles Persia y expulsar a los árabes, éstos, en su huída hacia Egipto buscando refugio, toman Jerusalén, que ya nunca volvería a ser recuperada, en 1244; esto hizo que se promoviera una nueva cruzada -la Séptima- encabezada por Luis IX de Francia (San Luis) bajo los auspicios del Papa Inocencio IV, quien incluso llegó a enviar un embajador, un fraile franciscano llamado Giovanni da Piandel Carpine, a los mongoles, con la esperanza de que se convirtiesen al cristianismo y siguieran hostigando a los árabes, a quienes tantos desastres habían causado. La carta fue el primer contacto de una serie de relaciones que hubo entre los cristianos y los mongoles. Guyuk, el khan en ese momento, contestó al Papa en estos términos, más o menos:
Debes decir con un corazón sincero: "Seremos tus súbditos; te daremos nuestra fuerza". Tú, en persona, deberás venir con tus reyes, todos juntos, sin excepción, a rendirnos homenaje y a prestarnos servicio. Solo así admitiremos tu sumisión. Y si no sigues la orden de Dios, y contravienes las nuestras, te conoceremos como nuestro enemigo.
Carta de Guyuk a Inocencio IV en 1246, escrita en farsí. Archivio Segreto Vaticano, Citta del Vaticano.

Hubo otro enviado posterior, el dominico Ascelin de Lombardia, quien visitó a Baichul, príncipe gobernador de Persia, y volvió en 1248 con dos embajadores mongoles, llamados Aïbeg y Serkis quienes entregan a Inocencio IV una misiva en la que Baichul explica que no entiende exactamente qué pretendían sus embajadores:
"Por el poder del Khagan, la palabra del Principe Baichul: Tú Papa, sabes que tus enviados vinieron a visitarnos y trajeron tus cartas. Nos dieron extraños discursos, y desconocemos si les ordenaste proferir esas palabras, o si lo hicieron por su propia iniciativa..."
El Papa decide entonces responder con una conocida carta llamadaViam agnoscere veritatis, probablemente entregada a los embajadores antes citados, en la que insta a los mongoles a convertirse al Critianismo.
En ese mismo año de 1248, tras desembarcar en Chipre dispuesto a comenzar la Séptima Cruzada, Luis IX recibe a dos embajadores mongoles, unos cristianos nestorianos llamados Marco y David quienes habían sido enviados por el gobernador de Mosul, Eljigidei, uno de los comandantes de Genghis. Al parecer portaban misivas pidiendo la alianza contra los ayubíes de Baghdad. Luis decide contestar directamente a Goyuk, el Gran Khan, pero éste muere (al parecer, alcoholizado) antes de que el emisario llegue. La misiva es recibida por la viuda de Guyuk, quien simplemente le entrega unos presentes al emisario y lo devuelve a Luis con la exigencia de pagar tributo a los mongoles.
La cruzada contra los mamelucos egipcios fue desastrosa y el propio Luis cayó prisionero, siendo liberado bajo pago de rescate (posiblemete un préstamo de los Templarios).
Varios años después, en 1252, Luis intenta aliarse con los mamelucos sin éxito. Después busca aliados entre los nizaríes, más conocidos por Assasins - o Hashshasiin-* y de nuevo entre los mongoles, enviando al franciscano Guillermo de Rubrouck. Sin embargo, el Gran Khan, Möngke, responde con otra carta pidiendo la sumisión del rey francés.

(San) Luis IX de Francia

Finalmente, Luis intenta una nueva cruzada en 1270. Entonces, en el likhanato de Persia le ofrecen el envío de ayuda en cuanto sepan de su desembarco en Palestina, pero Luis decide desembarcar en Túnez con la idea de atacar Egipto por tierra. En Túnez se presentan embajadores del Imperio Bizantino, de Armenia y de los mongoles con la intención de convencer a Luis de la conveniencia de postponer la campaña un año, a fin de dar tiempo a sus aliados a reunir fuerzas suficientes. No obstante, el monarca francés hace caso omiso, pero cuando se dispone para la marcha sobre Egipto, muere de disentería. Según la leyenda, lo último que dijo antes de morir fue "Jerusalén".
En todas estas alianzas y luchas, los francos se mostraron ambiguos en varias ocasiones, cambiando de camisa según soplaban los vientos de un lado o de otro. Por ejemplo, tras firmar un tratado con los mamelucos en 1240, ayudaron a los mongoles en las tomas de Alepo y Damasco, en 1260.
Las caídas de las dinastías Ayubí y Abasí fueron determinantes para el posterior desarrollo de la historia de Oriente Medio, que desde entonces no ha vuelto a sincronizar con la marcha de la civilización.
Hubo una Novena Cruzada promovida por Eduardo I de Inglaterra, quien animado por las historias que corrían acerca de Luis de Francia, organizó una pequeña expedición (una flotilla de unos 13 barcos con alrederdor de 1.300 soldados) con la que llegó a Acre. Consciente de la importancia del apoyo mongol, envió inmediatamente embajadores a Abaqa, khan del likhanato de Persia, requiriendo su ayuda. Abaqa envió 10.000 jinetes, no mucho si pensamos en sus posibilidades, pero suficientes para hacer cundir el pánico entre las poblaciones musulmanas, que no habían olvidado las anteriores invasiones mongolas. No obstante lo limitado de los recursos de Eduardo I, el peligro de una nueva guerra contra los mongoles persuadió a los mamelucos a firmar una tregua de 10 años, por la cual la ciudad de Acre sería respetada.


(4) Hay controversias entre los historiadores, pues si bien algunos sostienen que el turco fue tratado conforme a su rango, en otras investigaciones se asegura que fue vejado y que Tamerlán lo ponía en su caballo y lo usaba como silla de montar. Curiosamente, con el declive de los mongoles tras Tamerlán, el Imperio Otomano, que ya había iniciado su expansión por los Balcanes con Murad I, padre de Bayaceto I, inicia su período de mayor auge. Ya éste mismo sultán había derrotado en Nicópolis a una alianza cristiana que se formó en ayuda de Hungría, en 1396. La derrota ante Tamerlán supuso un enorme revés para los otomanos, quienes años después caerían sobre el Imperio Bizantino de forma irreversible. (Tamerlán contra Bayaceto I)



* Sobre los Assasins se publicará un apéndice al final de los anexos.

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