martes, 18 de noviembre de 2008

Seznec / Anexo 8º a las Notas de Isla del Diablo

Rarísima (por lo escasas) fotografía de Seznec en Cayenne

REPORTAJE

80 años de dudosa culpabilidad

El Tribunal Supremo francés revisa uno de los mayores enigmas judiciales del siglo XX

ELPAIS.es / EFE - París - 05/10/2006

Si no fuera real, merecería ser una novela escrita por Paul Auster. El Tribunal Supremo francés ha analizado hoy el caso de Guillaume Seznec, considerado como uno de los mayores enigmas judiciales franceses del siglo XX, 82 años después de que este bretón fuese condenado a cadena perpetua con trabajos forzados por el asesinato de un amigo suyo, cuyo cadáver nunca se encontró. Se trata del último capítulo de una larga batalla judicial iniciada hace 40 años por la hija de Seznec y que abandera ahora el hijo de ésta y nieto del condenado, Denis Seznec. De lograr su propósito, Seznec se convertiría en el primer francés al que se rehabilita a título póstumo.


Guillaume Seznec, en una foto de 1947

Guillaume Seznec, en una foto de 1947 con su nieta Francette a su regreso a Francia tras 24 años de trabajos forzados en la Guayana francesa.- AP

El nieto de Seznec ha hecho ante el tribunal un sentido alegato a favor de su abuelo: "Si un error judicial como éste no es reconocido, hay motivos para sentarse en el suelo y llorar". El fiscal general, Jean-Yves Launay, ha dicho tener la "íntima convicción" de la inocencia del condenado y ha pedido a los jueces que tomen una decisión "que marcará la historia judicial del país". La sentencia se conocerá el 14 de diciembre, según ha anunciado el presidente del tribunal, Bruno Cotte, al término de la vista de ocho horas. Para la ocasión, la sala de lo criminal del Supremo ha actuado excepcionalmente hoy como Corte de revisión de penas, con la presencia de 35 jueces para estudiar esta demanda, la decimocuarta que intenta la familia para rehabilitar a su antepasado.

Aunque ésta última fue depositada en marzo de 2001 por la ministra de Justicia de entonces, la socialista Marylise Lebranchu, diputada por Finistere, de donde es originaria también la familia Seznec; algo nunca visto en los anales judiciales franceses. La Corte de revisión de condenas podrá rechazarla o anular la condena y "descargar la memoria de los muertos", según reza la ley. Pero en ningún caso habrá un nuevo juicio, pues tanto Guillaume Seznec como el resto de protagonistas de aquel asunto están muertos. Seznec fue condenado en 1924 por el Tribunal de lo Criminal de Finistere por la muerte de su amigo y socio Pierre Quemeneur, cuyos familiares han rehusado estar presentes o representados en la audiencia de este jueves en el Supremo.

Todo por un Cadillac

El caso arranca en mayo de 1923 cuando Seznec y Quemeneur ponen rumbo a París en un Cadillac abandonado por el Ejército de EE UU con la intención de venderlo a intermediarios que operaban en los Campos Elíseos. Tres días después, Seznec regresó, pero no Quemeneur, cuya maleta fue localizada al mes siguiente en la estación de Havre. En su interior había un documento que justificaría el arresto y condena de Seznec, quien siempre clamó su inocencia. Se trataba de una nota falsificada de su amigo en la que decía que le dejaba unas tierras si moría. Tras purgar 20 años de trabajos forzados en los inhumanos presidios para maleantes y criminales de las Islas del Diablo (Guayana francesa), fue indultado por el general Charles de Gaulle por buena conducta en 1947, con la mnala suerte de que murió en 1954 en un accidente de tráfico.

El dossier que apoyó la ex ministra Lebranchu y que ha abierto la puerta a una eventual rehabilitación de la memoria de Seznec se articula en torno a un tal Boudjema Gherdi. Seznec le implicó en el asesinato de Quemeneur porque tenía una cita con él en el momento de su desaparición. La justicia dijo entonces que era una invención del acusado, pero años después fue localizado por un periodista. Se da la circunstancia de que todo cuadra: Gherdi era un traficante de coches hacia la Unión Soviética durante la I Guerra Mundial y podría haber actuado como agente de la "gestapo francesa" y estar vinculado al inspector de policía Pierre Bonny, encargado de la investigación del caso Seznec y que fue fusilado en 1944 por su adhesión a los servicios policiales nazis.

Este nuevo dato hace surgir la duda sobre su culpabilidad y sustenta la tesis de una eventual maquinación policial contra él. El Supremo analizará durante toda la jornada de hoy si este elemento es susceptible de suscitar una duda razonable sobre la culpabilidad de Seznec y deliberará mañana, aunque su dictamen no se conocerá hasta dentro de varias semanas.








LDH- Toulón (en francés)

Justicia para Seznec (en francés).

El Caso Dreyfus / Anexo 7º a las Notas de Isla del Diablo

Portada del Suplemento de Le Petit Journal, Diciembre 1894



El Caso Dreyfus, Zola y los Intelectuales.

El 13 de enero de 1898, el famoso novelista francés Emile Zola publicó en el diario L'AURORE un texto que ocupaba las seis columnas de la primera plana, y el comienzo de la segunda. El artículo, una carta abierta al Presidente de la República francesa, Félix Faure, se convirtió en el panfleto más famoso de la historia moderna: J'accuse (Yo acuso). El texto de Zola contenía el análisis más completo de un caso que había conmovido desde 1894 a la opinión pública francesa: el llamado caso Dreyfus.

dr2En diciembre de 1894, el capitán Alfred Dreyfus, acusado de alta traición y espionaje para Alemania, fué degradado por un tribunal militar, y condenado a deportación de por vida. Muchos se alegraron en Francia de la sentencia. Dreyfus era hijo de un rico fabricante judío de Alsacia, y estaba casado con la hija de un diamantista de París. Tanto su posición económica como su ascendencia avivaron una violenta campaña de nacionalismo antisemita en gran parte de la prensa, que llegó a formular toda una teoría sobre un complot judeo-alemán contra Francia.

Esa campana progresó en los medios conservadores y escandalizó a elementos que en sentido amplio se podrían llamar "progresistas". Pronto comenzaron a

surgir dudas sobre la culpabilidad de Dreyfus, incluso en algunos jefes militares. Las sospechas comenzaron a centrarse en otro oficial, el comandante Charles Esterhazy, que años más tarde resultó ser coautor de las falsas acusaciones contra Dreyfus, y el verdadero espía.

dr4El hecho de que un tribunal militar declarara inocente a Esterhazy, y destituyera al teniente coronel Picquart, uno de los mandos convencidos de la inocencia de Dreyfus, fué el detonante de una grave intensificación de acres polémicas, disturbios y manifestaciones. "El caso Dreyfus" se había convertido en un problema político de primer orden. Numerosas voces se levantaron pidiendo la revisión del proceso, y comenzó a tomar cuerpo la sospecha de un complot de los mandos militares y las fuerzas de derecha para promover un movimiento de carácter nacionalista, chauvinista y antisemita.

En esas circunstancias escribe Zola su apasionado artículo: "Acuso al teniente coronel Paty de Clam de haber sido el diabólico operador del error judicial...Acuso al general Mercier de haberse hecho cómplice, al menos por debilidad de espíritu, de una de las mayores iniquidades del siglo ... Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus y haberlas escamoteado..."

El artículo tuvo el efecto de una bomba. Esa misma tarde se habían vendido unos 200.000 ejemplares de L'Aurore. Al día siguiente, el periódico publica el primer documento de apoyo, firmado por Anatole France, Emile Duclaux (director del Instituto Pasteur), el joven Marcel Proust, Daniel Halévy, y otras personalidades. Es la primera aparición en grupo de los que se llamarán a partir de entonces los "intelectuales", término que se empleó en sentido despectivo por los oponentes de Zola.

El escritor sabía a lo que se exponía. "Al formular estas acusaciones -comenta Zola -, no ignoro que me arriesgo a ser atacado por difamación, con arreglo a los articulos 30 y 31 de la ley de prensa del 29 de julio de 1881. Y corro voluntariamente ese riesgo. Porque no conozco a quienes acuso, ni tengo contra ellos rencor ni odio. No son para mi más que entidades, espíritus de un mal social. Y el acto que realizo aquí no es sino un medio revolucionario para acelerar la explosión de la verdad y la justicia".

dreyfus1Los temores del escritor eran justificados. El 7 de febrero de 1898 comenzaba el proceso contra Emile Zola, acusado de difamación por el ministro de la Guerra. El dramático juicio se prolongó hasta el 23 del mismo mes. Zola fué condenado a un año de prisión y al pago de 3.000 francos de multa. Huyó a Inglaterra, y pasó un año en el exilio, con el falso y filosófico nombre de Sr. Pascal. De todas formas, la denuncia del escritor tuvo enormes consecuencias. En agosto de 1898 se suicidó el mayor Hubert Joseph Henry, tras confesar que había falsificado documentos en los que se basaba la acusación de Dreyfus.

A partir de ahí, la revisión de la causa se hizo inevitable. La polémica sobre el caso Dreyfus amenazaba con acabar con el consenso básico de la República, provocando una división de una violencia hasta entonces insólita entre los partidarios de la reivindicación y los de la condena de Dreyfus, conflicto que concernía a valores elementales como la justicia y el honor nacional. El antisemitismo alcanzó una efervescencia inaceptable para muchos. En esa situación, era necesario zanjar el caso. En 1899, Dreyfus regresó del exilio. Tras una serie de procesos, fué rehabilitado en 1906, ascendido a comandante y condecorado con la Legión de Honor, pasando posteriormente a la reserva con el rango de mayor. Al estallar la primera guerra mundial fué llamado a filas y tomó el mando de una columna de aprovisionamiento como teniente coronel. Murió en el anonimato en 1935.

dr3El caso Dreyfus conmovió a la opinión pública, y no sólo en Francia. La intervención del escritor Emile Zola fue el inicio una época de compromiso social y político por parte de intelectuales de prestigio, época que según algunos acabó con Jean Paul Sartre. Después de Sartre, la situación parece haber cambiado. Algunos intelectuales han sufrido decepciones (en el campo de las izquierdas), otros se refugian en el escepticismo o el cinismo, para hacer frente a un mundo difícil y agresivo, en el que han sido testigos de las mayores crueldades.

"El deber moral de los intelectuales - escribe Susan Sontag - será siempre complejo, porque siempre hay varios "más altos valores", y es imaginable que, en determinadas circunstancias, no se pueda dar cumplimiento a todo lo que es indudablemente bueno, o que dos valores se presenten como incompatibles". Un dilema familiar a los intelectuales de este tiempo. ¿Qué intelectual o escritor se ocuparía hoy en Europa de un caso como el de Dreyfus? Y, lo que es más grave: en el caso de que alguien lo hiciera, ¿a quién le importaría?

(Artículo de Joaquín Rico para Radio Nederland en Español,6-6 2006)



El General Pichegru / Anexo 6º a las Notas de Isla del Diablo



Jean Charles Pichegru merece una biografía aparte, la cual no voy a redactar ya que existen numerosas obras al respecto. Sobre su muerte, reproduzco un par de párrafos del historiador contemporáneo Enmanuel de Las Cases (1766 -1842):

" En 1803, à l’époque de la fameuse conspiration, Pichegru fut victime de la plus infâme trahison : c’est vraiment la dégradation de l’humanité. Il fut vendu par un ami intime, qui vint offrir de le livrer pour cent mille écus. La nuit venue, l’infidèle ami conduisit les agents de la police à la porte de Pichegru, leur détailla la forme de sa chambre, ses moyens de défense. Pichegru avait des pistolets sur sa table de nuit; la lumière était allumée, il dormait. On ouvrit doucement là porte à l’aide de fausses clefs que l’ami avait fait faire exprès. On renversa la table de nuit, la lumière s’éteignit, et l’on se colleta avec Pichegru, réveillé en sursaut. Il était très-fort, et il fallut le lier et le transporter nu; il rugissait comme un taureau."


"Quant à l’inculpation relative à la mort de Pichegru, qu’on assurait avoir été étranglé par les ordres du premier Consul, Napoléon disait qu’il serait honteux de s’en défendre, que c’était par trop absurde. Que pouvais-je y gagner ? faisait-il observer. Un homme de mon caractère n’agit pas sans de grands motifs. M’a-t-on jamais vu verser le sang par caprice ?… Ceux qui me connaissent savent que mon organisation est étrangère au crime. Tout bonnement, Pichegru se vit dans une situation sans ressources ; son âme forte ne put envisager l’infamie du supplice ; il désespéra de ma clémence ou la dédaigna, et il se donna la mort."



Citar aquí algunas páginas de la red que me parecieron interesantes:


- Pichegru, Profesor de Napoleón y Traidor, por el Dr. Joaquín Aroca.

- El Instructor,o Repertorio: muerte del General Pichegru, pág 324 (PDF).

- El Caso del Duque de Enghien:... por el General Michel Franceschi.

- Metereología Popular en la Historia de Europa por la licenciada en Historia Carmen Gonzalo de Andrés (curioso)