sábado, 20 de diciembre de 2008

El Imperio Latino de los Cruzados/ Anexo 2º a las Notas de Constantinopla

~Los Estados de los Cruzados~




Al tomar Constantinopla en 1204, los cruzados se autoproclaman sucesores cristianos del Imperio Bizantino. El primer emperador fue Balduino IX, conde de Flandes. El título imperial era el de Imperator Romaniae, aunque la referencia a Rumanía no tiene relación alguna con ese estado balcánico actual.
El término "Imperio Bizantino" es una convención actual, puesto que lo correcto sería llamarlo Imperio Romano de Oriente ya que el título del emperador era Βασιλεύς των Ρωμαίων -
Basileos Rhomaion, es decir, "rey (de reyes) de los romanos", reservado exclusivamente a él, ya que para referirse a los demás reyes y emperadores los bizantinos usaban el término "riga" (pl."rigas"), helenización de la palabra latina "rex". Caso curioso fue la coincidencia en ese determinado período de la Historia de tres imperios romanos, situación derivada precisamente de los títulos de sus respectivos emperadores: el Latino, el Bizantino y el Sacro Romano-Germánico. Ninguno de los tres controlaba, paradójicamente, la ciudad de Roma(1).
Así que se podría hablar de una suplantación por parte de los cruzados, ya que afirmaban ser los legítimos sucesores del Imperio Romano de Oriente, argumentando en su defensa su condición de católicos frente al cristianismo ortodoxo de los bizantinos. Se podría decir que los cruzados se superpusieron a los bizantinos más que derrocarlos. No obstante, el efímero Imperio fracasó en su intento por controlar al resto de latinos establecidos en Grecia, caso de los venecianos, a quienes hubo que cederles 3/8 del total del territorio -Creta incluída- lo que produjo que intervinieran directamente en el desarrollo de los asuntos de estado en su propio beneficio. Finalmente, el Imperio Latino, reclamó sus derechos, y de hecho ejerció el control, de los siguientes territorios: Reino de Tesalónica, Principado de Acaia, Ducado de Atenas y Ducado del Archipiélago(anexo 3º); aparte tuvo bajo sus dominios en algún momento los ducados de Nicea, Philippopolis y Philadelphia.


Preparativos en el campamento de los francos antes del asalto a Constantinopla.

Estos territorios, de difusas e irregulares fronteras, estuvieron, como se ha dicho, alguna vez en manos del Imperio Latino, aunque en realidad, tras su desaparición, algunos de ellos continuaron en manos de diferentes reyes pertenecientes a nobles casas de la Europa católica.
El Reino de Tesalónica, fundado en 1204 y gobernado por Bonifacio de Monferrato, sufrió el ataque de los búlgaros mandados por el Tsar Kaloyan y Bonifacio murió asesinado (1207) . Su hijo Demetrio, aún un bebé, debía sucederle; había sido concebido por la segunda esposa de Bonifacio, Margarita, hija del rey Bela de Hungría; así que hubo que nombrar un consejo regente entre los nobles, quienes encabezados por el lombardo Oberto de Briandate, defendieron el ascenso al trono de Guillermo, hijo mayor de Bonifacio habido en su primer matrimonio con Helena del Bosco (Rebelión Lombarda). Esto fue considerado como un desafío por el emperador latino Enrique de Flandes quien mandó un ejército en 1209 y obligó a acatar el reinado de Demetrio, dejando como regente a su hermano Eustaquio de Flandes.
Aprovechando la situación de debilitamiento por estas discordias internas, el déspota de Épiro, Miguel I, atacó el reino en 1210, siendo derrotado por los latinos. Su hijo Teodoro volvió a atacarlo en 1214 y en los nueve años siguientes fue conquistándolo en su totalidad, excepto la ciudad de Tesalónica. Así se mantuvo hasta 1224, año en que el Imperio Latino sufre el ataque del Imperio de Nicea, más potente, y traslada sus tropas a las froteras orientales. Esto provocó la caída de la ciudad, último reducto del reino, que pasó a formar parte del Despotado de Épiro (anexo 5º).
El territorio fue reclamado en 1284 por la casa de Monferrato y la casa de los duques de Borgoña llevaba reclamándolo como una de sus posesiones desde 1266. Esta casa continuó empeñada en ser la titular del reino de forma honoraria -a pesar de que nunca llegó a gobernarlo y de que ya había vuelto a manos del Imperio Bizantino- hasta 1320, año en que la casa ducal de Borgoña vende los poderes a Luis I de Borbón, y con él se difumina la heredad titular por parte de nobles católicos.

En cuanto a la parte oriental del Imperio Latino, las cosas no fueron mucho mejor. El primer paso que dieron los cruzados fue la captura, en 1205, de la mayor parte de Bitinia, al noroeste de Anatolia. Allí, Teodoro I Láskaris - Θεόδωρος Α' Λάσκαρις - yerno del emperador bizantinio Alejo III Ángelo, había huído con una banda de partidarios. Este personaje se había hecho famoso en la defensa de la ciudad ante la toma de los cruzados y una vez rendida esta, Laskaris se refugió en Asia menor. Los cruzados decidieron que suponía una amenaza, puesto que había tomado el título de basileos y establecido una corte alternativa en Bitinia, capital de un territorio que contenía, aparte de dicha ciudad, los importantes enclaves de Nicea y Bursa. Atacaron a Teodoro en 1205 y le derrotaron en las batallas de Poemanenum y Prusa, por lo que el bizantino retrocedió a Nicea y estableció allí la nueva capital. Teodoro se proclamó emperador de Nicea en 1207, formando así un nuevo imperio contrario a los cruzados. Estos prosiguieron en su empeño por controlar lo que consideraban sus territorios de derecho, así que volvieron a atacar a Teodoro, derrotándolo en el río Ryndakos en 1211. Tres años más tarde, ambos contendientes firman el Tratado de Nymphaeum, por el que los cruzados se anexionan casi todo el antiguo territorio de Bitinia. La paz se mantuvo hasta 1222, cuando el resurgente Imperio de Nicea se sintió lo suficientemente poderoso como para plantar cara al Imperio Latino, como así sucedió. Fue de nuevo en Poemanenum, en 1224, donde, esta vez al revés, Nicea batió a los cruzados y en 1225, el emperador latino Roberto de Courtenay se vió obligado a ceder todos los territorios de Asia Menor, a excepción de la ciudad de Nicomedia. Nicea también recuperó las islas del Egeo. Finalmente, en 1235, el Imperio Latino perdió Nicomedia y así desapareció su último reducto en Asia.

En la zona europea, después de perder Tesalónica, el Imperio Latino tuvo que ver cómo el despotado de Épiro tomaba Tracia y asomaba a las mismas puertas de Constantinopla entre 1225 y 1226, aprovechando, como vimos, que la atención de las tropas latinas estaba puesta en Nicea. La ciudad se salvó gracias a que los epirotas sufrieron el ataque de los búlgaros en sus fronteras noroccidentales y hubieron de retirarse, concluyendo su amenaza sobre la capital en 1228 tras pactar la paz. En ese mismo año muere Roberto de Courtenay y el trono latino pasa a Juan de Brienne, quien tiene que enfrentarse a los epirotas, derrotados estrepitosamente en 1230 por el tsar de los búlgaros, Ivan II Asen. Los del despotado entonces empiezan a presionar para desbancar a los considerados usurpadores latinos y a apoyar al emperador de Nicea, reconocido como heredero "legal" del Imperio de Oriente por los epirotas -bizantinos al fin y al cabo- y que había comenzado a adquirir territorios en Grecia. El emperador de NIcea, Juan III Ducas, termina pactando una alianza con los búlgaros en 1235 y juntos atacan a los latinos, poniendo sitio a Constantinopla ese mismo año. En 1237 muere Juan de Brienne, siendo sustituído por Balduino II. Es en ese momento cuando Iván II de Bulgaria rompe su alianza con los epirotas, pues atisba una posibilidad de ser él mismo quien ocupe el trono del Imperio Latino. La precaria situación de este último, empuja a Balduino a viajar por Europa en busca de ayuda, algo que no consigue fácilmente, pues los reinos europeos sólo aceptan prestar sus tropas si los latinos les pagan la soldada. Ante la difiultad para obtener dinero, Balduino ordena desmantelar los tejados de plomo del Gran Palacio de Constantinopla (residencia de los emperadores de Oriente desde el 330 al 1081) y vender el metal (¡qué canasterío más quinquiyero! -nota virginiana). También obtiene un préstamo de Venecia, a quien deja como garantía -más bien "rehén"- a su único hijo Felipe.

Balduino II de Constantinopla, Odier -1870

En 1247 Nicea había sitiado completamente Constantinopla y sólo la capital, rodeada de murallas, permanecía como el último resto del Imperio Latino, aparte de los reductos vasallos en Grecia, el Principado de Acaia y el Ducado de Atenas.
Pero en 1258-59, en la Batalla de Pelagonia, el Principado de Acaia sufre una derrota definitiva y que marca el principo del fin de los últimos restos del Imperio Latino en Grecia. Dos años después (1261), con la mayor parte de sus diezmados ejércitos diseminados por el territorio debido a las constantes luchas contra todos los invasores circundantes, el Imperio Latino cae definitivamente y el general niceo Alexios Strategopoulos entra en Constantinopla y recupera el trono del Imperio de Oriente para Miguel VIII Paleólogo.
Los descendientes de Balduino estuvieron reclamando para sí el título honorario de Emperador Latino durante casi un siglo después, aunque sólo llegaron a ejercer alguna autoridad sobre el Principado de Acaia entre 1333 y 1383 (anexo 3º). A pesar de que la familia Courtenay siguió siendo considerada como posesora del título de Emperador Latino, sería más propio aplicarle el calificativo de "emperadores en el exilio".


Imperio Bizantino hacia 1265, bajo el gobierno de Miguel VIII Paleólogo.

Notas

(1)El emperador de Bizancio ostentaba de hecho el cargo por herencia, ya que la división de Teodosio se hizo en condiciones de igualdad entre sus hijos Arcadio y Honorio.




En la antigua Roma no existía un título específico para el emperador, a pesar de que en la actualidad el término goce de gran popularidad, siendo en realidad esa palabra -"emperador"- una especie de resumen de cargos, títulos honorarios y poderes varios que recaían en la persona destinada a gobernar el Imperio. El nombre de Basileus Rhomaion fue usado por primera vez por Miguel I Rangabé en 811, es decir, siendo ya el Imperio de Oriente la única parte superviviente del Romano.


Estandarte del Imperio Romano de Oriente


Bandera del Imperio Romano de Oriente a partir de Miguel VIII Paleólogo (1261)

Por otra parte, el día de Navidad del año 800, el Papa León III había coronado a Carlomagno como "Emperador que gobierna el Imperio Romano". La ceremonia, promovida por el Vaticano, estaba orientada más a marcar los límites entre auctoritas papal y potestas imperial que al nombramiento en sí de Carlomagno como sucesor de los emperadores romanos. Aparte existían intereses mutuos: por parte de Carlomagno la coronacíón por el Sumo Pontífice suponía el afianzamiento en el poder de los francos dentro del Imperio Carolingio y por parte del papado era una forma gratis de obtener protección militar para sus estados, ya que entre los cargos transferidos al franco se encontraba el de "defensor de la Iglesia".


Blasón del Sacro Imperio Romano-Germánico

El nombramiento causó las protestas de Bizancio, que no reconocía a Carlomagno como emperador romano, implícito en el título otorgado por el Papa ("... gobierna el Imperio Romano"). Precisamente, fue a raíz de esta disputa por lo que Miguel I decidió nombrarse Βασιλεύς των Ρωμαίων , aunque llegó a reconocer a Carlomagno como Βασιλεύς pero sin el "των Ρωμαίων", de los romanos, título que se reservó para él (y sus sucesores, sienpre recelosos de Occidente ante los que los bizantinos consideraban intentos de usurpación).
Los cruzados, como hemos visto en la entrada, sencillamente se autoproclamaron continuadores del antiguo Imperio Romano.


Blasón del Imperio Latino

División del Imperio Romano a la muerte de Teodosio en 395



martes, 16 de diciembre de 2008

El Concepto de "Edad Media"/ Anexo 1º a las Notas de Constantinopla


Aunque el primero que señaló la existencia de unidad en el periodo comprendido entre el siglo V y el XV fue el humanista Flavio Biondo , la gloria de haber utilizado antes que nadie el término Edad Media le corresponde al obispo de Alesia, Giovanni Andrea dei Bussi. En una carta suya del año 1469 se dice expresamente lo siguiente: «sed mediae tempestatis tum veteris, tum recentio­res usque ad nostra tempora». Esa media tempestas era el esbozo de unos «tiempos medios», que servían de puente entre la gloriosa antigüedad clásica, a la que se mitificaba, y los nuevos tiempos, que habían vuelto sus ojos hacia aquel período de esplendor. Expresiones como medium aevum, media tempes­tas, media aetas, etc., aparecen en historiadores o filólogos desde comienzos del siglo XVI. Asi, por ejemplo, las utilizaron Joaquin de Wat, en 1501, o Juan de Heerwagen, en 1532. Más avanzado el siglo, en 1575, las encontramos en Marco Welser y Adriano Junius. El uso de dichas expresiones puede, asimismo, rastrearse en el transcurso del siglo XVII: Conisius, en 1601; Goldats, en 1604; Vossius, en 1662; etc. Du Cange, en su célebre Glosario, aparecido en 1678, habló de la «mediae et infimae latinitatis». Puede decirse que el término Edad Media había sido plenamente admitido, por más que su origen no fuera propiamente obra de los historiadores, sino de los filólogos. No obstante, en el mismo siglo XVII se produjeron algunas precisiones de gran transcendencia acerca de los «tiempos medios». En 1665, Jorge Horn, en una obra titulada Arca Noé, llamaba «medium aevum» al período comprendido entre los años 300 y 1500. Poco tiempo después, en 1688, apareció un libro que iba a desempeñar un papel destacado en la fijación del concepto de Edad Media. Se trata de la Historia medii aevi a temporibus Constantini Magni ad Constantinopolim a Turcis captam, del que era autor Cristóbal Keller, profesor de la universidad alemana de Halle. Fue Keller, cuyas precisiones cronológicas sobre el Medievo son bien significativas, el punto de partida de la difusión y generalización de la expresión Edad Media.

J.Valdeón Baruque, Gran Historia Universal (volúmenes 11, 12 y 13). Barcelona, 1986: Club Internacional del Libro. vol 11, pág.11



Incluso en la actualidad se juzga a la Edad Media como una época mala o "fea", a la vez violenta, oscra e ignorante. Ahora sabemos que esta imagen es falsa, aunque hubo una Edad Media de la violencia, y no únicamente la de los conflictos y las guerras entre grupos y entre países, sino también las violencias contra los judíos, con el comienzo del antisemitismo, y la represión de los rebeldes a la doctrina de la Iglesia... Evidentemente, las Cruzadas también forman parte del balance negativo. Pero la Edad Media fue igualmente, y pienso que incluso ante todo, un gran peródo creador. Se puede apreciar en el terreno el arte, de las instituciones, por supuesto primordialmente en las ciudades (por ejemplo con las universidades), o incluso del pensamiento, en el que la filosofía que se ha llamado "escolástica" alcanzó altas cumbres del saber... la Edad Media creó "lugares de encuentro" comerciales y festivos (las ferias, los mercados y las fiestas), en los que seguimos inspirándonos.

Le Goff, La Edad Media explicada a los jóvenes. Barcelona: Paidos 2007, pgs. 115-116




En esta época, la noche se vive en ambientes poco luminosos: en cabañas alumbradas a lo sumo por el fuego del hogar, en las estancias amplísimas de castillos iluminados por antorchas o en la celda de un monje a la débil luz de un candil, y oscuras (además de inseguras) eran las calles de los pueblos y de las ciudades. No obstante, esta es una característica propia también del Renacimiento, del Barroco y -más tarde aún- del período que se prolonga al menos hasta el descubrimiento de la electricidad. En cambio, al hombre medieval se le ve -o, al menos, se le representa en poesía y en pintura- en un ambiente muy luminoso. Lo que llama la atención en las miniaturas medievales es que, habiendo sido realizadas tal vez en ambientes ocscuros apenas iluminados por una única ventana, están llenas de luz, incluso de una luminosidad especial, producida por la proximidad de colores puros: rojo, azul, oro, plata, blanco y verde, sin matices ni claroscuros.

Umberto Eco, Historia de la Belleza, pg. 99-100






lunes, 8 de diciembre de 2008

Grand Banks/ Anexo 7º a las Notas de Newfounland.

~La Tierra del Bacalao~





El Grand Banks era conocido desde antiguo y se supone que los vascos habían llegado hasta allí (ver anexo 6º) en busca del bacalao, por lo que llamaban a Terranova "Tierra de Bacallaos". Se tiene constancia de que estos pescadores vascos, en el s.XV, llegaban hasta algún lugar en el Atlántico Norte rico en pesca de altura y aunque es imposible certificar si se trataba de Terranova o no, la abundancia de las capturas de esta especie y descripción de los lugares de faena, hacen suponer que, efectivamente, era la citada isla y sus alrededores. Recuérdese que en el anexo anterior también se habló de la captura de ballenas por estos pescadores, animal que suele habitar en altas latitudes.

Chalupa ballenera en Ontziola (Guiupúzcoa). La chalupa es una réplica exacta (incluídos los materiales) de una de las seis embarcaciones de apoyo del galeón San Juan, construido en Pasai Donibane y hundido en aguas de Canadá en el siglo XVI a causa de una tormenta, cuando iniciaba su regreso a tierras vascas.

Sin embargo, no es hasta la vuelta de Cabot en 1498 cuando estos parajes empiezan a ser conocidos ampliamente en Europa. Barcos de España, Portugal, Francia e Inglaterra comenzaron a venir a estas aguas para pescar. La importancia de esta actividad pesquera fue también muy importante en las incipientes economías de las colonias, sobre todo esta de Newfounland y también New England.

Illustration by Le Breton. From Arthur comte de Gobineau, Voyage a Terre Neuve (Paris: L. Hachette, 1860) 409.

En la era moderna casi todos los países ribereños del Atlántico han enviado flotas o barcos pesqueros a faenar a estas aguas, produciéndose conflictos entre ellos al no estar delimitada zona alguna para la actividad. En 1929 un terremoto (conocido como "1929 Grand Banks earthquake" y también "Laurentian Slope earthquake" y "South Shore Disaster") de magnitud 7,2 y con epicentro en el fondo marino del borde de Grand Banks, produjo un brutal deslizamiento de dicho fondo (200 km. cubícos), aparte de producir un tsunami que se manifestó unas tres horas después del temblor, el cual se sintió hasta más de 250 km a la redonda, llegando hasta New York y Montreal. Se formaron tres olas consecutivas de unos 15-20 m. de altura cada una, que alcanzaron casi 130 km./h. en el epicentro y unos 105 km./h. al llegar a la costa. El reflujo de estas olas llegó a ser observado en lugares tan alejados como Portugal e Irlanda. Los cables transatlánticos submarinos de telégrafo quedaron destrozados y 28 personas murieron, quedando más de 10.000 sin hogar. Al quedar cortado todo tipo de comunicación, las peticiones de ayuda tardaron en efectuarse y el primer barco que recibió el S.O.S. , el SS Meigle, tardó más de tres días en responder, llevando médicos, enfermeras y equipo de primeros auxilios. Por fortuna, y en contra de las apreciaciones de algunos geológos, este fenómeno se ha mostrado ser inhabitual en la zona y no se ha vuelto a repetir desde entonces. Las consecuencias que tuvo para la pesca también se dejaron notar, pues la alteración en la estructura del fondo hizo que algunas especies cambiasen su ruta y, en consecuencia, empezasen a escasear. Esto, unido a la aparación de avances tecnológicos (pesca con sonar, redes de arrastre de grandes dimensiones...) y grandes factorías pesqueras (conservas, salazón, ahumados...), así como también a las disputas a nivel político sobre las aguas jurisdiccionales y límites de las zonas de economía exclusiva (ZEE)*, han llevado a una sobreexplotación de los recursos y el Grand Banks viene sufriendo un acusado declive como zona pesquera desde alrededor de 1990, año en que la crisis del sector se hizo más acusada, produciendo la pérdida de cientos de empleos en Newfounland y Labrador. En 1992 se decretó la prohibición de las capturas de bacalao durante todo el año.


La ZEE de Canadá ocupa (lógicamente) la mayor parte del caladero, a excepción de las llamadas "nariz" y "cola" de la zona (extremos este y sur respectivamente), bastante productivas. A pesar de que el Tratado de Paris de 1783 otorga el derecho de pesca en dichas aguas a los Estados Unidos sin que desde entonces se haya efectuado renegociación alguna, no se le ha prestado ninguna atención al delimitar las ZEE de ambos países, teniendo también Francia una porción en la parte sur de Terranova debido a sus territorios de St. Pierre et Miquelon.

Al final, el que quizás fuese el principal motivo de las exploraciones que terminaron con el "descubrimiento" de América -y de casi todas las disputas territoriales de la Historia- es decir, LA COMIDA, ha terminado por, si no desaparecer, al menos estar en peligro de hacerlo. Eso sí, el ajoarriero o el pil-pil ¡riquísimos, oiga! (nota aportada por El Virginiano).

(
Lectura-En Los Grandes Bancos de Terranova-ver anuncio del libro)

* Las zonas de economía exclusiva o mar patrimonial, son áreas del mar donde un estado goza de condiciones privilegiadas de explotación y aprovechamiento de recursos y es un concepto aprobado y reconocido por la llamda Convención del Mar (CNUDM- Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar)

Zonas Económicas Exclusivas en el Mundo

domingo, 7 de diciembre de 2008

Brazil/Anexo 6º a las Notas de Newfounland.

~Brasil~





Detengámonos un momento en este dato, a mi parecer, muy curioso: Desde el año 1480 en adelante, habían partido varias expediciones desde el citado puerto de Bristol, en busca de la mítica isla de Hy-Brasil (Isla de Brasil en español y en general, Brasil). Se han emitido diversas y distintas teorías sobre el origen de la creencia en la existencia de esta isla. Me inclino, por diversas razones algo onerosas de explicar aquí, por la que sostiene que proviene de las leyendas y mitos irlandeses. Se decía que estaba contínuamente envuelta por la niebla y que sólo una día cada siete años era posible avistarla, aunque era imposible desembarcar en ella, pues aunque se dejase ver, jamás se alcanzaban sus costas. Las raíces del mito se enredan con las de la Isla de S. Brandán (San Borondón) y probablemente ambas leyendas tengan el mismo origen.*
El nombre de Hy-Brasil, según esta línea de investigación, proviene del gaélico Ui-Breasail, literalmente "los descendientes -e.d."el clan"- de Breasal", un antiquísimo clan del noreste de Irlanda cuyos orígenes se pierden en la leyenda mitológica. Esta teoría contrasta con otra muy aceptada generalmente, como veremos más abajo.



Ya que el Atlántico Norte había sido explorado, al menos hasta Groenlandia, convenía a geográfos, cartógrafos -con la posible adquisición de fama y notoriedad- y, cómo no, algunas autoridades -siempre es bueno que exista una "tierra prometida"-, bautizar a alguna de las tierras dscubiertas con ese nombre, "Brasil". En el Atlas Catalán de alrededor de 1480, aparecen dos islas con el nombre de "Illa de Brasil", una al suroeste de Irlanda, donde desde antiguo se suponía que estaba, y la otra al sur de "Illa Verde", esto es, Groenlandia.


Dos expediciones salieron de Bristol, una en 1480 y otra en 1481, y de ninguna tenemos noticias excepto una breve carta escrita por Pedro de Ayala a Miguel Pérez de Almazán, Secretario de los Reyes Católicos desde Londres(ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, Patronato Real (834-1851), Ed. Completa, Revisión e índices finales por Amalia Prieto Cantero, T. II, Valladolid, 1949, p. 15, nº 4.377.) tras el regreso del viaje de Cabot en 1498, y otro documento del gobierno de Bristol donde se le notificaba al descubridor que esas tierras ya habían sido "descubiertas en el pasado por los hombres de Bristol que encontraron Brasil" ("discovered in the past by the men from Bristol who found Brasil") Sobre la financiación de esta expedición o expediciones desde Bristol sí tenemos algunas noticias y el detalle curioso de este anexo, el cual se describe más abajo en la nota**. También ha habido quienes han relacionado la descripción de la Isla de Utopía (1516) de Tomás Moro con, si no el origen de la creencia, el auge y extensión de esta. La idea de Moro de un mundo feliz, sin desigualdades entre los seres humanos, parece que nace de la descripción del Archipiélago de Fernando Noroha -actual estado de Pernambuco, Brasil- hecha por Americo Vespucio y aparecida en la primera edición (1507) de "Quattuor Americi Navigationes" -narración de los viajes de Vespucio- y de la que Erasmo de Rotterdam, supuestamente, daría noticia al santo/mártir inglés.

“La isla de Utopía tiene en su parte media —Ia más ancha —una anchura de doscientas millas. Esta anchura sigue siendo la misma en la mayor parte de la isla, hasta que, poco a poco, se va estrechando hacia ambos extremos. Toda la isla semeja una figura de luna nueva, y esta figura tiene quinientas millas de extensión superficial. Separa ambos extremos una distancia de once millas; entre ellos pasa un vasto y ancho mar, que por razón de estar circundado de tierra por todos lados se halla resguardado de los vientos, cuyas aguas, quietas como las de un lago, no levantan grandes olas; adentro es como una suerte de obra, y los habitantes de la isla sacan gran provecho de las naves que arriban a todas partes de ella.”


1ª Edición de Utopia, 1516

Hay quienes mantienen que Cabral llegó a este lugar en 1500, aunque el mismo descubridor - el de la polémica con Vicente Yáñez Pinzón- nunca llamó "Brasil" a las tierras a las que arribó. Recordemos que Pinzón llamó al lugar que llegó Cabo de Sta. Mª de Consolación y que Cabral lo bautizó como Ilha de Vera Cruz y más tarde pasó a llamarse Terra de Santa Cruz. Los portugueses llamarían finalmente Brasil al lugar por la abundancia de palo Brasil o pernambuco -Caesalpinia echinata-, arbol de pulpa color rojo intenso: este color, relacionado con brasa, habría dado nombre al lugar. Esta explicación sobre el origen del nombre ha estado (y está) bastante extendida, aunque como dije, me parece menos fiable.


La misteriosa isla también se identificó con Terceira, en Azores, llamada Brasil durante algún tiempo, y con la Isla de Mam -no confundir con Man-, también fantasma, situada en el Canal de las Islas Británicas***.
Algunos pretendieron haber tomado tierra en la isla, en concreto Roderick O’Flaherty, en 1684, nos cuenta en A Chorographical Description of West or H-Iar Connaught:
"There is now living, Morogh O'Ley, who immagins he was himself personally on O'Brasil for two days, and saw out of it the iles of Aran, Golamhead, Irrosbeghill, and other places of the west continent he was acquainted with."
En los mapas en los que aparecía dibujada, se representaba como una isla de forma circular con un etrecho o un río partiéndola por medio de este a oeste. A pesar de no haber sido localizada jamás, se le estuvo estampando en los mapas desde 1325 hasta 1865, época en que en las Islas Británicas era conocida como Brazil Rock.

Finalmente vemos que es un caso más de la Historia en el que los ecos de una leyenda terminan cambiando la realidad del presente.
Al parecer de algunos, el globo que aparece en la actual bandera de Brasil y que presenta un corte más o menos en su ecuador con la frase "ordem e progresso", sería una alusión a la antigua forma de representar a la isla en los mapas, partida en dos mitades.



* Sobre la Isla de San Borondón (o San Brendan) se han publicado numerosas obras, algunas pretendiendo darle un enfoque seudocientífico e inluso intentando aportar datos que demostraran su existencia.
Supuestamente situada al oeste de Europa, a pesar de que la llamada "Octava Isla Canaria" era admitida y reconocida desde tiempo inmemorial por españoles y portugueses, sólo unos cuantos aseguran haberla visto.
San Brendan de Conflert (484-577), llamado "El Navegante", "El Viajero" y "El Valiente", fue un santo irlandés que forma parte de los Doce Apóstoles de Irlanda y es conocido, sobre todo, por su viaje en el que encuentra la por él llamada "Isla Bendita". Este viaje queda enmarcado en los Immram, clase de cuentos irlandeses que describen los viajes por mar de los héroes gaélicos en busca de El Otro Mundo, universo paralelo donde habitaban los
Aos Sí -antiguo celta Aes Sídhe ("los que habitan las colinas")-, seres con poderes sobrenaturales, supervivientes de los Tuatha Dé Danann ("la gente de la diosa Danu"), los primitivos habitantes deificados de Irlanda y considerados en la mitología popular gaélica como los ancestros de los actuales irlandeses. Estos seres mitológicos fueron derrotados en batalla por los primeros invasores de Irlanda en épocas remotas y, entre las condiciones de la rendición, aceptaron apartarse a vivir en el citado Aes Sidhe, mundo de colinas subterráneas e invisible para los mortales (según el Lebor Gabála Érenn, libro de las invasiones de Irlanda). Las leyendas nos hablan de la situación de ese mundo hacia el oeste de Irlanda, al otro lado del Gran Mar y en la terminología popular se le dieron varios nombres: Tír na mBeo ("tierra del vivir "), Mag Mell ("llanura deliciosa") y Tir na nÓg ("tierra de los jóvenes"). Finalmente se le adjudicó la propiedad de ser el Paraíso Celta y con la entrada del cristianismo en Irlanda, esta idea se fundió con la del Edén bíblico.


Nos han llegado varias versiones y en diferentes lenguas de la aventura de Brendan, siendo las dos más conocidas y probablemente las más antiguas que se conservan una en gaélico irlandés -y traducida al latín-
Betha Brennain/Vita Brendani, y otra en latín, la más conocida, Navigatio sancti Brendani abbatis. Estas y las demás versiones, son conocidas en general como "El viaje de San Brendan" en la terminología popular.
Según esta versión, el monje partiría con 16 peregrinos -uno de ellos sería Saint Malo- en busca del Paraíso Celta, en alguna fecha indeterminada entre 512 y 530 d.C., y en su singladura por el océano arribaron primero a una isla. Allí fueron recibidos por un perro que les guió hasta un poblado, donde encontraron comida preparada para ellos, aunque no había rastro de sus habitantes. Estuvieron allí tres días y a pesar de encontrar todos los días alimentos cocinados y listos para ser consumidos, no consiguieron ver a nadie. Después llegaron a la Isla de la Ovejas, llamada así por la abundancia de estos animales y de allí partieron y anclaron en otra isla, completamente despoblada de vegetación y de suelo negruzco. Allí decidieron hacer noche y encendieron una hoguera, alrededor de la cual celebraron una misa por ser el Día de Resurrección. Al poco de encenderla, la isla empezó a moverse y tuvieron que abandonarla a toda prisa, viendo como desaparecía ante sus ojos una vez estuvieron a bordo. Más tarde, en una revelación divina, se le aclara al santo que habían acampado en el lomo del legendario pez/mounstruo marino Jasconius, la ballena que se tragó a Jonás según algunos.


La narración continúa con la descripción de otros lugares y al final, bordeando unas altas columnas de cristal rodedas por densa niebla, llegaron a Tir na nÓg, donde un hombre les avisó que no continuaran y que volvieran. Así lo hicieron y regresaron a Irlanda, donde el santo murió poco después. A pesar de lo impreciso de las descripciones geográficas, el viaje no puede ser considerado como una fantasía en su totalidad, pues parece evidente que existió el monje e hizo un viaje.
Sin embargo, existe una versión holandesa del s.XII, donde se mezclan mitos germánicos y celtas con la historia cristiana del santo, dando como resultado un cuento fantástico, Des Reis van Sint Brandaen, donde Brendan tiene que cumplir un castigo por haber quemado un libro sagrado, siendo condenado por un ángel a dar una vuelta al mundo de siete años. Las peripecias y aventuras narradas en este cuento pasaron al folklore popular, deformando la imagen histórica del santo (aún más, bajo mi punto de vista).
A partir de aquí, se ha querido ver la Isla de san Brandán en varios lugares, entre ellos las Canarias, donde se dice que la isla puede verse en ciertos días desde el Hierro.
Hay un curioso dato por el que las autoridades españolas y portuguesas admitieron su existencia pues, en 1584, Leonardo Torriani, famoso ingeniero italiano de la época enviado por Felipe II para que construyese un muelle y un torreón en La Palma -aparte de planificar otras futuras obras de fortificación, que le fueron encargadas en 1587- hizo una descripción de las Canarias,
Descripción e historia del reino de las Islas Canarias (1588), en el tiempo que pasó allí y da los datos de la situación e icluso las medidas de la isla, tomadas con vistas a la posible construcción de algunas defensas. La isla estaría a unos 550 km. al oeste-noroeste del HIerro (¡como pa' verla, no te digo!) y a 220 km.al oeste-suroeste de La Palma (también como pa' verla) y mediría 480 km. de largo, de N. a S. y 155 km.de ancho, formando en el centro una gran hollada o concavidad rodeada de altas cumbres, siendo las más altas las de la parte septentrional.


Las defensas nunca se construyeron, pues nadie fue capaz de volver a encontrar la isla, a pesar de que algunos navegantes dieran noticias de su avistamiento y que apareciese en numerosos mapas de diferentes épocas, de los que se podría hacer una larga lista, aunque aquí citaré algunos posteriores a Torriani, incluyendo el suyo propio que aparece en su obra antes citada:
-Mapa de la Isla de S. Borondón , de Torriani
-Mapa francés anónimo de 1704
-Mapa del noroeste de África, de Guillermo Delisle, 1707.
-Perspectiva de Juan Smalley, 1730.
-Perspectiva de Próspero Cazorla, s.XVIII.
-Carta Geográfica de Gautier, 1755.

Delisle, 1707

Numerosas fueron también las expediciones promovidas para buscarla y conquistarla, desde la organizada por el portugués Fernando de Viseu, sobrino de Enrique "El Navegante", pasando por varios vecinos y gobernantes canarios, entre las que aparece una hecha por Hernán Pérez de Grado, Regente de la Real Audiencia de Canarias, en 1570; de Grado afirmó haber arribado a la isla y haber perdido allí a varios de sus tripulantes.
Otros han querido ver en los paisajes y animales descritos, los de las costas atlánticas americanas, aduciendo que Brendan habría tomado la ruta de los vikingos, que le llegaría a través de otros monjes establecidos en Islandia antes de su colonización por los noruegos (ver anexo 2º de Newfounland).


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Aunque incluído en las presentes notas de este blog de anexos, el dato que sigue a continuación me parece bastante interesante.
Los viajes desde las Islas Británicas buscando nuevas rutas comerciales, se tiene constancia que empezaron en tiempos medievales. En el s.XV, antes del primer viaje de Colón, ya se tenía constancia de algunos de estos viajes desde Bristol, la mayoría de las veces financiados por particulares.
En la Cornisa Cantábrica de España era conocida la existencia de la "Tierra del Bacalao" y es bien sabido que los astilleros de Lekeitio ya funcionaban antes del descubrimiento. En esta localidad vizcaína quedan numerosos vestigios de familias de armadores y gente relacionada con esta actividad. Ya Fernando III de Castilla emite el "Fuero de los Pescadores de Ballenas", donde se obligaba a dichos pescadores a presentar una tira de la piel, desde la cabeza hasta la cola, del animal cazado. Evidentemente, este tipo de pesca se realizaría en aguas del Atlántico Norte, pues no hay constancia de la presencia sufiente de ballenas,
como para ser motivo de pesca, en los aledaños del Golfo de Vizcaya. En 1381 se constituye en Lekeitio una cofradía para la pesca de la ballena; en 1448 en Deva y en Iciar y en 1469 otras en S. Sebastián, Motrico y Guetaria. Se menciona a Juan de Echaide (o Matías de Echevestre) como el primero que llegó a la "isla de los bacallaos" (Seoane y Ferrer, Navegantes Guipuzcoanos, Madrid, 1908).
Por otra parte se conoce la ruta seguida por los barcos que partían desde Vizcaya, siendo sus destinos la Bretaña francesa, Normandía, el sur de Irlanda y el de Inglaterra. No se conoce a ciencia cierta si los ingleses tomaron noticia
de los vacos de la isla del bacalao o fue al revés, ya que esas zonas de las islas británicas habían sido invadidas por los daneses, quienes como ya vimos, tenían conocimiento de la existencia de tierras al otro lado del Atlántico (como Arzallus o Ibarretxe sepan esto, son capaces de decir que los Apaches eran vascos y que Obama en realidad se llama Baraokak Obamacoechea -nota aportada por El Virginiano-).
La cuestión es que en 1479, según datos recogidos en los archivos del Servicio Real de Aduanas de Bristol, uno de los oficiales de dicha institución y próspero comerciante que llegaría a ser sheriff de la ciudad, llamado Richard Amerike (o Ameryk) habría financiado un viaje a Terranova. este Amerike era también el dueño del barco con el que Cabot realizó su viaje de descubrimento al Canadá en 1497, el Matthew.

La cuestión es si el nombre del continente se debe a la existencia de este inglés o, como se ha vendo manteniendo, de Américo Vespucio, pues Cabot habría bautizado "América" a su descubrimiento en honor a quien pagó el viaje, discusión cada vez más tendente (sobre todo por los estudiuosos anglosajones) a asentar el "error histórico" admitido hasta ahora.
En mi opinión ¡cualquirera sabe!

Escudo de armas de Amerike

*** La Isla de Mam se decía que estaba a cierta distancia del suroeste de Inglaterra, más o menos en la zona que hoy se denomina "Great Sole Bank" (suroeste de Cornualles). Aunque esta porción de fondo marino está permanentemente sumergida, se ha sugerido que quizás fuese visible en épocas pasadas durante la bajamar, y que permaneció en los mapas a pesar de dejar de ser visible. Alternativamente la Isla fue llamada Hy-Brazil, al confundirse la localización de ambas.